Esta historia de discriminación y abuso, que se desarrolla en las afueras de Perth, Australia, nos habla de un pasado colonizador que puede resultarnos cercano.
Por Sebastián Zavala Kahn CRÍTICAS / VIDEO ON DEMAND
La película es un coming-of-age, en el que un trío de jóvenes tiene que aprender lecciones particularmente difíciles sobre la vida, y darse cuenta de que no se debe prejuzgar a ciertas personas, por más de que parezcan estar involucradas en situaciones turbias. A través de sus ambientes de criminales, drogas y violencia, The Xrossing se convierte rápidamente en una película fácil de admirar, que funciona a pesar de contar con algunos defectos técnicos o formales.
El filme comienza con el descubrimiento del cuerpo de Tracey Myers (Kira Keohane), una chica de dieciocho años. Ella era cercana, casi como una novia, de Shane (Jacob O’Neill), un chico rebelde e inseguro, hermano menor de Phoenix (el director Steven J. Mihaljevich), una suerte de sociópata que maneja a una banda de delincuentes vinculados al narcotráfico. Sus mejores amigos son Angus (Jamiee Smith), quien se pasa los días drogándose o jugando videojuegos, y Chris (Luke J. Morgan), el único que parece estar intentando superarse. Piensa constantemente en su futuro, y toma clases de cine y documental en un TAFE en Perth, donde conoce a Abbey (Georgie Eyers), su potencial interés amoroso.
Sin embargo, hay algo que los tres chicos tienen en común: constantemente vandalizan la casa de Robert Bouratch (Kelton Pell), quien vive a pocos metros del lugar donde se encontró el cuerpo de Tracey. Shane está convencido de que él es el asesino, pero Chris, en oposición a los actos de sus amigos, decide conocer a Robert y disculparse con él, con quien eventualmente desarrolla una relación amical. No obstante, mientras la historia avanza, la sed de venganza por parte de Shane se va incrementando, lo que culmina en un clímax intenso, que involucra también al violento Phoenix.
No es necesario ser australiano para darse cuenta de que la trama en The Xrossing sirve como una suerte de metáfora del tratamiento dado a la población aborigen del país a lo largo de los años. Por más de que Shane niegue ser un racista, sus conductas violentas hacia Robert indudablemente vienen de una perspectiva discriminatoria, sobre todo por el hecho de que no hay prueba alguna de que estuvo involucrado en la muerte de Tracey. Son los chicos blancos, irresponsables y privilegiados los que asumen ello, y es más bien Chris el único que se anima a conocer a Robert, dándose cuenta de que no es quien ellos pensaban que era. Podría argumentarse que hay mucha “culpabilidad blanca” inyectada en la narrativa, y aunque aquello podría ser cierto, felizmente no desemboca en un producto final menos honesto o intrigante.
De hecho, me gusta que la película se tome su tiempo, estableciendo bien las locaciones en donde se lleva a cabo y utilizando planos cercanos o panorámicos de la naturaleza para crear una atmósfera palpable de los suburbios australianos. El ritmo de la edición, además, se acelera únicamente durante los momentos más intensos, lo que lleva a un clímax que para algunos podría resultar previsible, pero que igual llega a afectar emocionalmente y que nos habla simbólicamente, a través de la ignorancia, los prejuicios y la discriminación que ejercen ciertos personajes, de los colonizadores blancos.
El tema de la colonización en The Xrossing se plasma en un sentido también lo suficientemente abierto como para que se sienta familiar para todo tipo de espectador, como uno latinoamericano por ejemplo. El director no solo hace un buen uso de los espacios, sino también de los movimientos fluidos de cámara, que logran acercarnos con elegancia a los personajes. Es cierto que se pueden cuestionar algunas decisiones, como el abuso al inicio de las tomas de dron, pero son defectos menores.
Las actuaciones, por otra parte, son de calidad variada. Luke J. Morgan como Chris y Georgia Eyers como Abbey comparten una química sutil pero palpable, e interpretan a sus personajes de manera verosímil, como el tipo de chicos que cualquiera se podría encontrar en las afueras de Perth. El propio Mihaljevich, como Phoenix, es intimidante y agresivo, pero algunas de las actuaciones secundarias son bastante tiesas. Probablemente se debe a la poca experiencia de los actores. En varios de sus diálogos, se nota la diferencia con las interpretaciones de mayor calidad.
The Xrossing es el tipo de película de corte independiente que logra compensar algunas de sus falencias formales con una narrativa sólida, de potentes sugerencias. Estamos ante un drama con toques de thriller que logra desarrollar a sus personajes principales de manera convincente, y que sabe aprovechar sus vistosas locaciones, para hablarnos de fantasmas de la colonización que pueden resultarnos próximos.
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