La más reciente cinta del francés Emmanuel Mouret es una comedia romántica de enredos sobre las distintas formas de vivir el amor.
Por Alberto Ríos FESTIVALES / SEMANA DEL CINE
Emmanuel Mouret es un cineasta francés contemporáneo cuya obra se caracteriza por una exploración de las relaciones humanas, especialmente de las complejidades y matices del amor y el deseo. En años recientes se ha convertido en uno de los sospechosos comunes de la Semana del Cine de la Universidad de Lima, donde se proyectaron Las cosas que decimos, las cosas que hacemos (2020) y Crónica de una relación pasajera (2022). En su décima edición se pudo ver su más reciente cinta, la comedia Tres amigas (2024).
En esta película se nos presenta la historia de tres amigas cuyas vidas románticas se entrelazan en un relato sobre las distintas formas del amor. Joan (India Hair) ha dejado de amar a Victor (Vincent Macaigne), quien, sin éxito, intenta salvar su relación. Alice (Camille Cottin), por su parte, prefiere aparentar que ama antes que enfrentar el sufrimiento de una ruptura, aunque una voz interior pronto la empuja a cuestionar su decisión. Rebecca (Sara Forestier), la tercera de estas amigas, mantiene una relación clandestina con Éric (Grégoire Ludig), el marido de Alice. A medida que el tiempo avanza, una muerte accidental y la llegada de Thomas (Damien Bonnard), quien desea conquistar a Joan, pondrán a prueba sus deseos y sus lealtades, desencadenando un vaivén emocional.
Mouret completa aquí una trilogía temática sobre las relaciones románticas, los enredos pasionales y los deseos del corazón. Siendo sumamente influenciado por el cine de Éric Rohmer, el director centra su enfoque en el diálogo como herramienta narrativa principal. Sus personajes, a menudo intelectuales de clase media, se enredan en conversaciones que revelan sus deseos, miedos e inseguridades. Además, usa una estética minimalista que mantiene el foco en las interacciones humanas.
Una de las cosas más importantes que explora Mouret en Tres amigas es la ductilidad y maleabilidad del amor o el enamoramiento. Es visto a lo largo de la película como un sentimiento cambiante, que puede surgir de golpe, por costumbre, o simplemente apagarse. Algunas relaciones son solo de una noche, otras demoran en construirse, o se desmoronan pese a todo ir perfecto. A lo largo de toda la cinta está presente la idea del amor líquido propio de la sociedad moderna, algo que fluye y cambia constantemente, sin estructuras sólidas que lo sostengan. Las infidelidades y romances entrelazados nos plantean diversos dilemas morales respecto a las relaciones amicales, las traiciones, las lealtades y la verdad.
Si algo destaca en el cine del francés es mostrar una mirada empática y amable hacia las contradicciones de sus personajes. Ninguno de los protagonistas de la cinta es un ser humano ideal. Todos tienen grises morales. Cada una de las tres amigas encarna un tipo diferente de relación: una está casada, pero ha perdido el amor por su esposo; otra mantiene una buena relación con su pareja, aunque empieza a considerar la idea de un romance extramarital; y la tercera, soltera, vive una relación secreta con un hombre casado, el cual además es el esposo de su mejor amiga.
Mouret traza, bajo la amabilidad de la comedia romántica, pequeñas historias entretejidas a través de los altibajos amorosos de sus protagonistas, quienes, más allá de enamorarse o desenamorarse, engañar o adaptarse a distintas formas de vivir una relación, en realidad nos hablan de sí mismos, de su experiencia del amor y de cómo afecta a los demás. Lastimosamente, el francés puede terminar cayendo desde lo formal en lo que podrían parecer puntos clichés del cine francés y sus personajes habituales.
Tres amigas no está exenta de problemas. Por momentos su guión se dilata en los diálogos, marca personal de Mouret, para irse por caminos que, si bien muestran los entresijos de las relaciones románticas, terminan enredándose de maneras innecesarias. Además, hay ciertos elementos en la trama cuya incorporación termina por no tener ni un aporte ni conducir realmente al desarrollo de sus personajes. Pese a ello es una película honesta, con momentos de comedia sumamente divertidos y con una visión humanista de las relaciones interpersonales.
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