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“Oddity” (2024): miedos en la campiña irlandesa

Oddity es una propuesta de terror intrigante que juega con las expectativas del espectador, alternando entre lo sobrenatural y problemas realistas. A medida que avanza, mantiene el suspenso con sorpresas constantes y culmina de manera extremadamente satisfactoria. Aunque al principio no ofrece mucha tensión, en su desenlace logra generar un terror efectivo.

Por Sebastián Zavala                                                                        CRÍTICA / VIDEO ON DEMAND

“Oddity” (2024). Fuente: Euronews

Al comenzar la película, vemos a Dani (Carolyn Bracken) trabajando en la remodelación de su nueva casa en la campiña irlandesa. Está completamente sola, pasando las noches en una carpa, y dejando su cámara programada para que tome fotos cada par de minutos, como para ver si es que el lugar está embrujado. Una noche, sin embargo, alguien toca su puerta —un ex paciente de su esposo, el psiquiatra Ted (Gwilym Lee) llamado Olin Boole (Tadhg Murphy) quien le advierte está en peligro. Lógicamente, Dani no le cree, pero para cuando por fin se da cuenta que podría tener la razón, es demasiado tarde.


Un tiempo después, nos enteramos que el ahora viudo Ted está con nueva pareja, una visitadora médica llamada Yana (Caroline Menton), quien se está quedando a dormir con él en la misma casa donde Dani murió. Pero cuando la hermana gemela de esta última, una psíquica ciega llamada Darcy (Carolyn Bracken nuevamente) llega un día de pronto, las cosas se tornan perturbadoras. Como Ted tiene que trabajar en las noches, Yana se queda con Darcy en la casa, quien insiste en pasar la noche como para “celebrar” el aniversario de la muerte de su hermana. Y como se deben imaginar, es durante esas horas que cosas raras comienzan a suceder en el lugar, especialmente cuando Darcy decide traer un terrorífico muñeco de madera de tamaño real, como si fuese un regalo para la nueva pareja.


A diferencia de muchas otras propuestas de similar corte, Oddity no cuenta con un solo protagonista. De hecho, se podría decir que cada uno de los personajes importantes de la historia —fuera de Dani, que aparece únicamente en flashbacks— es un protagonista. A Ted lo vemos tanto en la casa, lidiando con Yana y especialmente con Darcy, pero también en el hospital psiquiátrico donde trabaja, y donde solía estar internado Olin Boole. A Yana la vemos reaccionando a los sucesos cada vez más tenebrosos que se van llevando a cabo en su nuevo hogar. Y Darcy, misteriosa y aparentemente poseedora de poderes místicos, vincula el pasado con el presente; la vida anterior de Ted con la nueva. Y por supuesto, le otorga un toque sobrenatural a una historia que por lo demás es bastante parca.


Ahora bien, deben considerar que esta es una cinta que se toma su tiempo. No está particularmente interesada en incluir jump scares desde el minuto 1, ni en abusar de clichés inherentes al género. De hecho, es recién durante una de sus últimas escenas que se torna ligeramente previsible, y es ahí justamente donde deja de dar miedo. Pero todo lo que viene antes (y hasta lo que viene después, como la escena final) es sumamente perturbador. El director-guionista Damian Mc Carthy hace un excelente trabajo desarrollando una palpable atmósfera de pavor, convirtiendo a la casa de Ted en un personaje más de la película, y desarrollando a Darcy como una figura intrigante, que parece ser capaz de averiguar mucho de la gente al tocar sus objetos personales.

“Oddity” (2024). Fuente: Screen Rant

Es por todo eso, pues, que cuando los sustos vienen, terminan funcionando. Algunos de mis momentos favoritos involucran a un personaje abriendo una carpa, un encuentro con una figura fantasmal escondida en las sombras de una habitación, y por supuesto, el ya mencionado muñeco de madera. El bendito maniquí es una figura de la cual Mc Carthy felizmente no abusa, y que es utilizado como una suerte de redherring (o pista falsa) durante la mayor parte de la película… hasta que final le dan un uso. Evidentemente no diré que es lo que pasa, exactamente; solo mencionaré que algunas de las imágenes que incluyen a dicho muñeco son de lo más terrorífico que la película incluye, y que Mc Carthy logra hacer mucho con muy poco. Solo con estar sentado en una silla, mirándonos, con la boca abierta y una expresión de dolor infinito, el maniquí logra ponernos la piel de gallina.


De las actuaciones no tengo quejas. Carolyn Bracken está fantástica en un papel doble, tanto así que por unos minutos no me di cuenta que los personajes de Dani y Darcy eran interpretados por la misma actriz. Bracken logra otorgarles personalidades muy distintas, y aunque lógicamente llegamos a conocer más a Darcy (ciega, dueña de una tienda de antigüedades, muy interesada en lo que le pasó a su hermana gemela), hace bastante, también, con las pocas escenas que protagoniza Dani. Por su parte, Gwilym Lee (Bohemian Rhapsody) convierte a Ted en un hombre complejo, que inicialmente parece ser de una forma, y luego demuestra ser algo totalmente distinto. Y Caroline Menton transforma a Yana en un personaje complejo; no simpático, necesariamente, pero sí en una suerte de outsider, casi como una representante del público en esta situación tan terrorífica.


Eso sí, si debo destacar algo más a nivel narrativo, es que la historia nunca se torna en algo demasiado previsible (nuevamente, solo hay una escena hacia el final que se sintió ya bastante choteada). Mc Carthy logra evitar la mayoría de clichés del género, y como se dijo líneas arriba, mantiene al espectador siempre adivinando y dudando. ¿Serán los eventos del filme sobrenaturales, o más bien de carácter terrenal? ¿De verdad podrá Darcy usar poderes psíquicos? ¿Cómo es que Ted está tan rápido con pareja nueva? ¿Y qué rol tienen que cumplir en la historia los personajes que aparecen con frecuencia en el hospital psiquiátrico? Oddity postula todas estas preguntas y las va respondiendo gradualmente, otorgándonos respuestas sin abusar de diálogos expositivos u obviedades.


Esta obra me sorprendió gratamente. Sabía poco o nada de esta producción irlandesa antes de verla, lo cual seguramente ayudó a que la mayoría de giros narrativos y momentos de absoluto terror me dejen en estado de shock. Sí, algunos elementos del final pudieron ser mejor manejados. Y sí, la película en general podría resultar algo lenta para ciertos espectadores (aunque tengan en cuenta que a este crítico jamás le aburrió). Pero fuera de esos defectos, puedo decir que Oddity es de las mejores películas de terror que he visto este 2024; suficientemente original, deliciosamente perturbadora, y llena de sólidas actuaciones. El filme demuestra, pues, que no es necesario tener actores famosos o hacer uso de premisas tradicionales del género (demonios, espíritus, exorcismos y demás) para desarrollar una buena experiencia de horror; mucho se puede hacer con poco, y bastante se puede transmitir si se piensa bien en el objetivo principal de la narrativa.


Nota: vi Oddity gracias a un screener provisto por IFC Films y Shudder.









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