A modo de celebrar las fiestas de fin de año, la revista Ventana Indiscreta presenta una selección de recomendaciones navideñas elaborada por diversos colaboradores. Con textos de José Carlos Cabrejo, Ricardo Bedoya, Rodrigo Bedoya, Gustavo Vegas, Francisco Torres, Victoria Vives, Alberto Ríos, Sebastián Kawashita y Nicolás Carrasco.
Por Redacción ESPECIALES / PELÍCULAS 2024
La Navidad es una fecha especial que reúne a las familias en torno a cenas, regalos, luces y decoraciones llenas de color. Este ambiente único ha inspirado innumerables películas que, de formas directas o indirectas, reflejan los valores y mensajes de la festividad. Algunas aprovechan esta atmósfera para reforzar tradiciones, mientras que otras la utilizan como marco para explorar narrativas más inusuales, desafiando o reinventando los tópicos clásicos asociados con esta celebración.
José Carlos Cabrejo:
La película que he elegido es Silent Night, Deadly Night (1984), uno de mis slashers favoritos. Curiosamente, este tipo de película no suele figurar en listas de favoritas del subgénero, donde predominan títulos más emblemáticos como los de Jason, Freddy Krueger o Michael Myers. El slasher tiende a usar encuadres subjetivos para colocarnos en el punto de vista del asesino en serie, y no suele profundizar tanto en los orígenes de ese tipo de personaje.
Ahí radica la originalidad de Silent Night, Deadly Night, afín con otras películas de terror de los ochenta, como Christmas Evil (1980) o Don’t Open Till Christmas (1984). Si bien todas oscurecen la celebración navideña, Silent Night, Deadly Night va más allá, al explorar con detalle el trauma del asesino, asociado violentamente no solo a la figura de Santa Claus, sino también a otras imágenes religiosas.
Por un lado, apreciamos una violencia gráfica y desatada; por otro, encontramos un desarrollo emocional del personaje que, de alguna manera, nos hace empatizar con él. Entendemos sus motivaciones, lo que dota a la historia de una dimensión trágica. Las decoraciones navideñas y los juguetes en los escenarios donde se mueve el asesino se convierten en elementos turbadores, evocando un espectáculo de grand guignol.
En ese sentido, Silent Night, Deadly Night es un título influyente para películas recientes que buscan reinventar de manera salvaje y macabra la Navidad, como Christmas Bloody Christmas (2022) de Joe Begos o Terrifier 3 (2024) de Damien Leone, la cual le hace uno que otro guiño. Por todo ello, este filme ocupa un lugar importante en la historia del slasher.
Ricardo Bedoya
Es difícil señalar una sola, pero mi preferida diría que es Algo Para Recordar (1957) de Leo McCarey, un formidable melodrama que tiene una parte final ambientada en esa época. Luego, Fanny y Alexander (1982), de Ingmar Bergman. Como ocurre siempre en la obra del sueco, la celebración familiar tiene contrastes y aspectos infelices y hasta oscuros. Luego, Ojos Bien Cerrados (1999) la película de Stanley Kubrick, en la que el recorrido del personaje de Tom Cruise por Nueva York es interior, fantástico e imaginario. Es una fantasía angustiosa que contraste con el clima de la época. No son películas propiamente navideñas, pero se ambientan o aluden a esa festividad de diciembre. Y podría agregar otras, por ejemplo, Piso de Soltero (1960), de Billy Wilder, que también es extraordinaria.
Rodrigo Bedoya
Yo elijo The Silent Partner, una película canadiense de 1978 dirigida por Daryl Duke. La historia gira en torno a un ladrón, que, disfrazado de Papá Noel, asalta un banco, pero el cajero encargado de entregarle el dinero descubre sus intenciones. En lugar de frustrar el robo, el cajero elabora un plan para quedarse con una parte sustancial del botín y darle al ladrón solo una fracción. Esto desata una persecución implacable, ya que el ladrón es un psicópata despiadado que empieza a acosarlo para recuperar su parte.
Escogí esta película porque, partiendo de un elemento aparentemente anecdótico como la Navidad y la figura de Papá Noel, logra desarrollar una trama cada vez más compleja. Los personajes son profundamente siniestros, y los héroes están llenos de ambigüedades morales. Es una película trepidante y entretenida, cuyos toques de ironía matizan el mundo violento y moralmente ambiguo en el que se mueven todos sus personajes. En su propuesta, The Silent Partner es tan generosa y satisfactoria como una buena cena navideña
Gustavo Vegas
Mi recomendación navideña es La noche del cazador de Charles Lawton de 1955. A simple vista, quizá esta película no pareciera una recomendación navideña, pero tiene ciertos elementos que me llevan a sugerirlo para estas fechas. Para empezar, el personaje villano de Robert Mitchum es una especie de Santa Claus, predicador oscuro y maligno que viene a robarle los regalos y el dinero a estos niños pequeños. Es un villano parecido al maligno Anton Chigurh de Sin lugar para los débiles (2007) de los hermanos Coen. Y acá la Navidad aparece al final en la escena ya última, como un falso triunfo ante todo el dolor y la violencia que ha vivido el protagonista, que es un niño que pierde a su familia y encuentra otra y su último alivio. Es una Navidad casi improvisada con este nuevo grupo, sabiendo que ha perdido a sus padres y a su hogar, y también parte de la infancia y la inocencia que le quedaba acá. La navidad es casi como una recompensa final por sobrevivir, pero funciona también como un engaño que busca camuflar todo lo anterior. Hay una especie de paralelo con aquella cena de Navidad en Fanny y Alexander (1982) de Ingmar Bergman, que en esta película se muestra como una celebración cálida que es la última alegría antes del destino fatídico de los dos hermanitos. Y acá es al revés. Luego de todo el sufrimiento, de toda la violencia y la persecución, la escena navideña se muestra al final como una especie de recompensa casi por haber superado todos esos obstáculos. Hay, llevándolo más lejos, una especie de paralelismo también con películas como Mi pobre angelito (1990) y la supervivencia de un niño ante un par de adultos que buscan arrebatarle lo poco que le queda y terminan también siendo en épocas navideñas. Incluso acá en esta película, en su contexto, que Estados Unidos en la posguerra, La noche del cazador plantea la pérdida de la inocencia a manos de las viejas generaciones. Todo desde la perspectiva de un niño que finalmente logra cierta paz en Nochebuena, con la incertidumbre de si es que este sentimiento de alivio durará lo suficiente para no volver a pasar por algo similar.
Francisco Torres
Mi elección es Que Bello es Vivir (1946) de Frank Capra. Considero que es un clásico que merece ser visto ya que cuenta la historia de George Bailey, un hombre que a vísperas de navidad decide acabar con su vida por lo que Dios manda a un ángel a convencerlo de que no lo haga. La obra parte de este punto y retrocede al pasado para contar la vida del protagonista y que tanto el ángel como el espectador se entere de que clase de persona es y que lo ha llevado a tomar esa decisión. Creo que es una buena recomendación, ya que se exponen temas como la solidaridad y la comunión que puede haber entre la gente. Refleja muy bien el espíritu navideño de dar en vez de recibir, de valorar a las personas que te rodean, es en ese sentido muy familiar y cálida en lo que deja como enseñanza. Es interesante también como es parecida a la historia que se narra en Cuento de Navidad de Charles Dickens, con diferencias claras, pero tiene como base esta visita de un ente a un personaje para mostrarle el impacto de sus acciones en los demás. Destaco también el personaje de Mary, la que es esposa de George, ya que si bien él es el protagonista que aprende la lección, quien encarna esa idea de unión en estos tiempos es ella. La película refleja lo difícil que puede llegar a ser este mundo pero que vale la pena seguir por los que a uno lo rodean. Estas fechas son de reflexión, darse cuenta de la importancia de los lazos humanos. Sin entrar en spoilers, considero que si se quiere buscar una escena que muestre lo que es un gran ejemplo de cómo se celebra esta festividad es precisamente la escena final tanto a nivel de forma como de fondo. Por estas razones es que a mi parecer es una obra que encaja muy bien.
Victoria Vives
Primero que nada, Los que se quedan (2023) me parece una película bastante cálida, sobre todo en su manera de resaltar y crear vínculos auténticos en un mundo roto. Son estos tres personajes principales y quebrados, interpretados por Dominic Sessa, Paul Giamatti, Da'Vine Joy Randolph, los que se encuentran sometidos en esa escuela, en plenas vacaciones de invierno, durante la época en la que sucedió la guerra de Vietnam. Ellos se encuentran encerrados en sí mismos y en el espacio siendo personas que entre sí se odian, se hieren y se burlan, pero que, a la vez, se permiten encontrar un hogar precisamente en este vínculo nuevo que están formando, en esa convivencia forzada. Tras la creación de ese vínculo genuino, y en plena época de reflexión, compartir navideño y deseos de año nuevo, la película plantea un borrón y cuenta nueva para encontrar un hogar en los otros, en aquellos que, como ellos, también se quedan, reflejando que el hogar va más de un lugar físico como tal. A medida que los personajes se desplazan, juntos, a través de una atmósfera cálida y abrazadora, y con planos conjunto que también fuerzan esa convivencia, también van encontrando donde refugiar traumas, pensamientos y miles de cosas donde antes no podían. Ellos se camuflan, son herméticos, y es por eso que el título, Los que se quedan, refleja muy bien toda la dinámica que transcurre en el filme, porque los que se quedan son justamente los desplazados, los que son forzados a encontrar un vínculo en una situación donde no quieren estar, pero donde encuentran una relación más verdadera. Entonces, me parece importante verla, sobre todo, en Navidad o en año nuevo, justamente por esos nuevos comienzos que promete y plantea, mediante el perdón que cada personaje carga consigo y esos errores que parecen imposibles de abandonar, pero que, a través de otros, hallan la forma de perdonarse. Eso es al final, darse un momento para poder protegerse a sí mismos y a los otros.
Alberto Ríos
La película que recomiendo es Los padrinos de Tokio (2003), dirigida por el fallecido cineasta de la animación japonesa Satoshi Kon. Esta obra explora diversos aspectos sociales en el contexto de la Navidad en Tokio. La trama sigue a tres personas sin hogar que, en una noche fría, encuentran a un bebé abandonado. Aunque al principio no está claro qué ocurrió con el bebé, el trío decide cuidar de él y emprender la búsqueda de su familia.
El filme incorpora elementos característicos del cine navideño, pero con un enfoque único y distintivo de Satoshi Kon. En el centro de la historia está la relación entre estos personajes, quienes, a pesar de no estar unidos por lazos biológicos, forman una familia no convencional. A través de ellos, la narrativa aborda temas como la pobreza, los problemas sociales y la identidad de género, siempre con una sensibilidad emocional propias del director.
Asimismo, la cinta reinterpreta conceptos clásicos de la Navidad, como la redención y la unión, evocando paralelismos con Un cuento de Navidad, la icónica obra de Charles Dickens. Sin embargo, lo hace de manera genuina, tejiendo estos temas en una trama que combina crítica social con un mensaje esperanzador.
Por otro lado, en el aspecto visual, Los padrinos de Tokio destaca por su animación rica en detalles y matices, una marca inconfundible del estilo de Kon. A diferencia de sus películas más fantásticas, como Perfect Blue (1997), La actriz milenaria (2001) o Paprika (2006), esta obra se enmarca en un realismo dramático. A pesar de su tono sombrío en algunos momentos, el filme culmina con un mensaje de esperanza y de lazos humanos, propio de las historias navideñas.
Sebastián Kawashita
About a boy o Un gran chico (2002) conocido así en Latinoamérica es una película de los hermanos Paul y Chris Whites. La cinta del 2002 protagonizada por Hugh Grant, Tony Collette, Rachel Lewis y un Nicolas Holt que estaba empezando su carrera a los 13 años. La película se centra en Will Freeman, un hombre independiente, solo, inmaduro, que solo vive de las regalías de una canción navideña que su papá compuso. El protagonista conocerá a Marcus, un chico introvertido que sufre de bullying y vive solo con su mamá, Fiona, quien sufre de depresión. Ambos formarán una amistad muy inusual y empezarán a aprender el uno del otro. Es cierto que Un gran chico no es una película netamente sobre Navidad. La temporada navideña es solamente una parte de toda la película. Sin embargo, hay que recalcar que el espíritu navideño se encuentra en toda la historia. Un gran chico crea el escenario perfecto para que dos personajes tan opuestos como Will y Marcus puedan desarrollar una amistad auténtica. Los hermanos Weiss narran una clásica historia de una familia que no tendrá los mismos lazos de sangre, pero cuyas diferencias y particularidades los hacen totalmente afines. Will empieza diciendo que todos somos una isla solo para que al final Marcus compruebe todo lo contrario. Es por eso que esta es una historia recomendable en estas épocas.
Nicolás Carrasco
Desde hace algunos años, dos o tres, tal vez cuatro, estoy obsesionado con las películas que transcurren en Navidad. A estas alturas, tampoco distingo entre las películas estrictamente navideñas y aquellas otras que tienen solo una escena en Navidad. Desde las obvias, como Gremlins (1984), Trading Places (1983), Mi pobre angelito (1990), Duro de matar (1988), a las menos obvias, como La otra (1946), El día de la bestia (1995), Maniac Cop 2 (1990), Legend of Hell House (1973), Remember the Night (1940), Dark Angel (1990), The Passions of Carol (1975), o policiales hongkoneses como Wild Search (1989) o Long Arm of the Law (1984) ¿Por qué el inicio de Tiburón 4 (1987) se ambienta en Navidad? ¿Por qué en Rabid (1977) de Cronenberg muere un Papá Noel durante una balacera en un centro comercial?
Particularmente me interesa por qué hay tantos policiales en la Historia del cine (y en la literatura) que están ambientados en Navidad. Pongo de ejemplo un film noir clásico: Lady in the Lake (1947). Es una película de Robert Montgomery basada en un libro escrito unos años antes por Raymond Chandler. Lo curioso en este caso en particular es que, si bien la película está ambientada en Navidad, el libro no lo está, lo cual puede llevarnos a preguntarnos, ¿por qué Robert Montgomery decide adaptar el libro, la misma historia, durante estas fiestas?
Esto me lleva a Arma mortal (1987) de Richard Donner, con guion de Shane Black, el verdadero autor detrás del filme y conocido por ambientar muchas de sus películas en Navidad, como Kiss Kiss Bang Bang (2005), The Long Kiss Goodnightm (1996), Iron Man 3 (2013), e incluso con alusiones a estas fiestas en El último Boy Scout (1991) y The Nice Guys (2016). En el caso particular de Arma mortal, me interesa como un ejemplo paradigmático de cine negro navideño. Surge entonces la pregunta: ¿por qué Arma mortal transcurre en los días previos a la Navidad? ¿Qué relación tiene la Navidad con esta historia? Me aventuro a proponer tres posibles razones vinculadas a la trama, lo estético y lo temático.
La Navidad tiene una particularidad: es una época en la que quienes están solos tienden a sentirse aún más aislados. Esto se debe a que, tradicionalmente, es un momento para reunirse con familia y amigos, compartiendo la celebración en compañía. Es una festividad que rara vez se asocia con la soledad, y precisamente por ello, quienes carecen de vínculos cercanos pueden experimentar una sensación de mayor desamparo. Esto, a su vez, contribuye al incremento de índices de suicidio en los días previos a la Navidad, una realidad que Arma mortal ilustra con precisión. Por ejemplo, en una de las escenas iniciales, mientras ve un dibujo animado navideño de los Looney Tunes en televisión, el personaje interpretado por Mel Gibson se sumerge en una profunda depresión e intenta suicidarse, colocándose un revólver en la boca. Este acto refleja un rasgo definitorio de su personaje: alguien marcado por pensamientos suicidas. En este contexto, la ambientación navideña de la película adquiere una relevancia crucial, ya que está directamente vinculada a la trama y la psicología de sus personajes.
La Navidad resulta un contexto ideal para el cine policial, especialmente para el cine negro, debido a los efectos visuales que genera la iluminación festiva. Durante esta época, las calles se adornan con luces que crean un ambiente visualmente llamativo, tanto en películas en blanco y negro como en color. En Arma mortal, así como en otras películas de Shane Black, este recurso cobra una importancia especial, aportando un colorido vibrante que no solo añade una cualidad plástica y estética interesante, sino que también introduce un matiz irónico. En medio de escenarios llenos de luces, angelitos y decoraciones festivas, tienen lugar actos de violencia, muerte y crimen, creando un contraste potente e intrigante que es característico de estas obras.
Por otro lado, la temática central de Arma mortal gira en torno a la familia, reflejada en el arco del personaje de Mel Gibson. Este comienza la película aislado y atormentado por pensamientos suicidas, pero la historia culmina con su integración a la vida familiar al ser invitado a cenar con la familia del personaje de Danny Glover. Este tipo de evolución es recurrente en las películas de Shane Black, donde los personajes, inicialmente solitarios, concluyen rodeados de “familias postizas” que suplen la ausencia de una familia nuclear. En Arma mortal, al igual que en otros trabajos del guionista, los protagonistas terminan encontrando un amigo, un socio o un compañero, formando lazos significativos al final del relato.
El uso de la Navidad como contexto en Arma mortal tiene resonancias en otros ejemplos del género. Películas como Lady in the Lake o Los Ángeles al desnudo (1997) de Curtis Hanson, así como ciertos momentos de Contacto en Francia (1971), exploran de manera similar las posibilidades visuales y temáticas que ofrece esta festividad. Las características navideñas que enriquecen Arma mortal se revelan igualmente efectivas en otros policiales, consolidando este recurso como una herramienta narrativa y estética versátil dentro del género.
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