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Más allá de “La Sustancia”: el “body horror” según 5 realizadoras

Aparte de maestros del body horror como David Cronenberg, La Sustancia de Coralie Fargeat es solo una muestra del interés por directoras en acercarse a este subgénero del terror. Por ello, revisamos cinco películas dirigidas por mujeres que con mayor o menor profundidad se acercan a los rasgos del horror corporal. Están listadas en orden cronológico.


Por Francisco Torres                                            ESPECIALES / BODY HORROR


El Oráculo (The Oracle. Roberta Findlay, 1985)


Aunque esta obra parte de una premisa sobrenatural, también incorpora elementos característicos del body horror. La trama sigue a una anciana que utiliza una mano y una pluma como medio para contactar con el más allá. Cuando Jennifer, una joven, se muda junto a su esposo a la antigua residencia de la anciana, encuentra estos objetos, y su vida cambia al empezar a tener visiones de lo que el ente puede ver.


A pesar de que la cinta cuenta con una propuesta interesante, sufre de varios problemas de ritmo y, debido a su bajo presupuesto, los efectos visuales resultan bastante pobres. Las actuaciones tampoco sobresalen, con una protagonista que exagera y personajes secundarios que carecen de profundidad y emoción. Aunque el giro final de la trama mejora ligeramente la experiencia, no es suficiente para compensar los defectos anteriores.


Lo más destacable de la película es su originalidad al alejarse de las típicas historias de posesiones demoníacas. Aquí, el ente no se limita a controlar cuerpos, sino que los destruye físicamente, como si fueran corroídos por ácido, lo que permite escenas impactantes y perturbadoras. En ese sentido, podría considerarse un antecedente curioso del body horror que nos ocupa



n My Skin (Dans ma peau. Marina de Van, 2002)


La película narra la historia de Esther, quien tras un accidente que le provoca una grave lesión en la pierna, comienza a desarrollar un interés por la automutilación y un deseo compulsivo de consumir su propio cuerpo, lo que tendrá serias consecuencias en su vida.


Aunque la premisa podría sugerir una obra extremadamente explícita, la película se aleja del gore directo gracias a su cuidadoso uso de la cámara. En lugar de mostrar de manera gráfica las autolesiones, el enfoque está puesto en el deterioro progresivo del cuerpo de Esther, lo que la hace más soportable de lo que podría esperarse. Si bien hay algunas escenas claras de cortes, la narrativa se centra más en el efecto gradual de su comportamiento autodestructivo, evitando lo visceral en favor de un deterioro físico más sutil.

El motivo detrás de esta conducta no está completamente explicado, pero se sugiere una causa psicológica que se despierta tras el accidente, desatando en Esther un impulso antropofágico. A medida que su humanidad se va desdibujando, su comportamiento se vuelve más instintivo, asemejándose al de un animal.


La película también destaca por su uso visual para transmitir la locura de Esther. Varios planos nos muestran su perspectiva distorsionada de la realidad, mientras que las tomas cenitales subrayan su mirada perdida, capturando su descenso gradual hacia una psicosis que la consume.



The Lure (Córki dancing. Agnieszka Smoczynska, 2015)


Narra cómo dos sirenas son adoptadas y contratadas por el dueño de un club nocturno. Mientras Silver se enamore del bajista de la banda que toca en ese lugar, Golden asesina y se alimenta de personas del lugar. A medida que avanza la relación entre Silver y aquel chico, Golden recibe una premonición de un destino fatal en la relación de ambos.


Esta cinta destaca sobre todo por su capacidad de mezclar el drama, el musical y el horror. Tiene un buen balance en estos aspectos por los elementos de cada género que presenta. Las secciones musicales son bastante atractivas por la coreografía, y la violencia corporal está a la medida. Sobre este punto, se ve como el personaje de Silver experimenta cambios significativos en su cuerpo que la alejan de su lado mítico como sirena y por tanto comienza a perder facultades propias que tenía. Es un contraste con otras cintas ya que acá sucede lo contario: se pasa de lo “monstruoso” a lo humano y este mismo hecho resulta perjudicial para ella.


Ayuda a estos aspectos la fotografía y paleta de colores que sumergen en una atmósfera lúgubre y gótica. Uno se introduce completamente en ese show sombrío dentro de la historia, con planos secuencia bien logrados y luces fluorescentes. 


Si es que hay que reconocer un fallo es que los personajes no tienen un gran desarrollo. En especial la misma relación entre Silver y el bajista. Tiene también una narrativa un tanto desordenada por ciertos momentos, posiblemente por el intento de que haya cohesión suficiente entre los momentos de cantos y el terror que busca impregnar.



Blue My Mind (Lisa Brühlmann, 2017)


El debut de esta directora es un coming of age que mezcla hábilmente los elementos del body horror. La trama sigue a una adolescente que, tras su primera menstruación, comienza a experimentar una transformación corporal inusual, alejándose de lo humano. A través de temas como el despertar sexual, las amistades escolares y las fiestas, Blue My Mind ofrece una forma original de abordar los cambios físicos y emocionales propios de esa etapa. Esa metamorfosis de la protagonista es por tanto real y perturbador en cierto momento pero que sirven también como una metáfora de las dificultades de la adolescencia por todo lo que se experimenta y el desafió mental al afrontarlas.


La cinematografía es otro aspecto destacable, con un uso intencional de la cámara en mano para reflejar el desequilibrio emocional de la protagonista, mientras que las luces de neón en las escenas de fiesta intensifican la sensación de euforia juvenil. Además, la película equilibra estos momentos de caos con planos más contemplativos que ilustran la aceptación progresiva de una nueva realidad corporal.


La relación entre Mia, la protagonista, y Gianna, es especialmente satisfactoria. Gianna comienza como el estereotipo de una bully, pero a medida que conoce a Mia, se convierte en la persona más empática con su situación. Esta evolución es un claro ejemplo de camaradería y amistad, mostrando cómo los lazos se fortalecen frente a los desafíos de la adolescencia.



Titane (Julia Ducournau, 2021)


Esta película se divide en dos partes. En la primera se establece que Alexia, la protagonista, de niña tuvo un accidente de auto por lo cual tiene una parte suya de su cabeza de metal y ya de adulta se dedica al modelaje con autos. En las noches que se dedica a asesinar personas y tener relaciones sexuales con su auto. Esto último tiene una repercusión en la trama, porque le traerá problemas corporales más adelante. Una de sus rutinas nocturnas no sale bien, por lo que tiene que huir y cambiar de identidad para que la policía no la descubra. Para ello idea un plan en el que desfigura su rostro para poder hacerse pasar por alguien desaparecido. Es acá donde empieza la segunda parte, en la que encontrará un hogar junto a Vincent, el padre que buscaba a su hijo desaparecido por el cual ella se está haciendo pasar. Este la acoge pensando que efectivamente se trata de la persona que buscaba.


La película explora el fetichismo de la protagonista hacia las máquinas, planteando desde el principio una relación carnal entre su cuerpo y los automóviles. En los primeros minutos, sus acciones insinúan que Titane se encaminará hacia un thriller con toques de body horror, pero el giro sorprendente llega cuando se revelan las consecuencias de su relación íntima con un auto. Es en ese punto donde se exploran los límites a los que puede llegar el cuerpo humano. Aunque estas escenas son viscerales y difíciles de ver, logran su objetivo de causar un fuerte impacto en el espectador. Es la carne mezclada con el metal de una forma bizarra que refleja un deseo sexual y emocional que termina constando la integridad física de la protagonista.


Sin embargo, uno de los aspectos más interesantes, que se diluye en medio del espectáculo grotesco, es la relación que se desarrolla entre la protagonista y el hombre que la acoge como su hija. Este personaje es un hombre solitario, divorciado y profundamente afectado por la pérdida de su hijo, al punto de engañarse a sí mismo a pesar de las claras señales de la verdadera identidad de Alexia. Además, se droga con esteroides para mantener su fuerza, aunque esto le causa daño físico. A pesar de que en varios momentos Alexia parece cansarse de él, también desarrolla una cierta preocupación por él, dado que Vincent, a pesar de todo, muestra una notable comprensión y empatía hacia ella.



Estas son algunas de las películas de body horror más destacadas realizadas por mujeres. Un aspecto que resalta en común es el enfoque morboso y gráfico, donde se exploran los miedos que puede generar el propio cuerpo humano. Sin embargo, más allá de lo físico, también hay un componente psicológico profundo, con estudios de personajes que resultan fascinantes. La representación de la decadencia corporal puede parecer superficial a primera vista, pero cuando se le dota de un trasfondo sólido, adquiere una complejidad que revela los aspectos más oscuros de la naturaleza humana.


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