La pandemia postergó la ansiada última entrega del universo de los X-Men. Para decepción de los fans, la película de Josh Boone no satisface sus expectativas.
Por Sebastián Zavala Kahn CRÍTICAS / VIDEO ON DEMAND
Parecía que nunca se iba a estrenar, pero luego de unos tres retrasos por la pandemia, Los nuevos mutantes de Josh Boone por fin fue exhibida en algunos cines. Tuve la oportunidad de verla en la pantalla grande hace un par de meses, con otras tres o cuatro personas (desgraciadamente, los cines no están precisamente llenos acá en Londres). Más que una sensación de anticipación, lo que se sentía en la sala era algo más similar al alivio. La gente ya estaba un poco harta de esperar tanto por esta película, y simplemente querían verla, sin que les importase la calidad de la misma.
¿Valió la pena, entonces, la larga espera para ver Los nuevos mutantes? No realmente. No es que se trate de una cinta terrible ni mucho menos, simplemente es… correcta. Lo que tenemos acá es un filme que intenta ser diferente a las producciones infladas y llenas de mil referencias del Universo Cinematográfico de Marvel, e incluso a las cintas anteriores de los X-Men. No se encontrarán con Wolverine o con el Profesor X acá. El título del filme es preciso, ya que todos los mutantes que la protagonizan son nuevos (pero no necesariamente mejores).
La falla de Los nuevos mutantes radica en el tono de la historia, y en la caracterización de algunos de sus personajes. Es un filme que se queda un poco a medias y que no termina de convencer ni como cinta de superhéroes, ni como drama o filme de terror. Tampoco se trata del comienzo de una nueva franquicia, ahora que 20th Century Fox ha sido comprado por Disney. Esto último es casi imposible que suceda.
La protagonista de Los nuevos mutantes es una adolescente llamada Dani Moonstar (Blu Hunt), quien luego de sufrir una trágica experiencia es llevada a una instalación secreta mientras está inconsciente. Al despertar, una doctora llamada Reyes (Alice Braga) le explica que ella es una mutante, y que ahora que su padre (Adam Beach) está muerto, Dani tendrá que quedarse en este nuevo hogar para descubrir sus poderes, e interactuar con otros chicos similares a ella. Estos últimos son Rahne Sinclair (Maisie Williams), una chica escocesa que se puede convertir en lobo; Ilyana Rasputin (Anya Taylor-Joy), una joven rusa con poderes mal explicados; Sam Guthrie un sureño (casi redneck) que puede soltar energía termoquímica; y Roberto da Costa (Henry Zaga), un brasileño de familia millonaria que puede absorber y canalizar la energía solar.
Como se deben imaginar, sin embargo, la instalación en la que han sido atrapados los chicos no es todo lo que parece. Poco a poco Dani y sus nuevos amigos van descubriendo los objetivos secretos de la Doctora Reyes, y a la vez, comienzan a ser acosados por unas criaturas de origen desconocido. No obstante, para Dani existe al menos un rayo de esperanza: una potencial relación amorosa con Rahne, quien parece ser la única que quiere entenderla y tratarla con respeto.
Lo que Josh Boone y su equipo han tratado de hacer con Los nuevos mutantes es ciertamente admirable. Han desarrollado una historia que se lleva a cabo en una sola locación, con cinco personajes principales, y sin contar con un antagonista arquetípico. La narrativa no tiene nada que ver con la posible destrucción del mundo, y tampoco incluye referencias demasiado obvias a otras películas o personajes. Los nuevos mutantes es un filme más contenido, que se puede disfrutar de manera individual, y cuyas humildes ambiciones deberían haber resultado en un producto distinto a una película de superhéroes promedio. Con influencias tan diversas como las comedias de adolescentes de John Hughes, y clásicos como Atrapado sin salida (1975), Los nuevos mutantes debería haber terminado siendo, al menos, algo tan intrigante como Joker (2019).
Y no es que en parte no lo sea. La locación principal —el asilo— es aprovechada de buena manera, con Boone utilizando sus infinitos pasillos y puertas enormes para desarrollar una sensación —a veces— palpable de claustrofobia. Y aunque no todos los personajes son igual de interesantes,resulta fácil identificarse con Dani, caracterizada como una chica tímida, insegura. Boone utiliza el descubrimiento de sus poderes como una metáfora del despertar sexual. La relación entre ella y Rahne se siente verosímil y adorable. El hecho de que sea el primer romance homosexual en un filme de Marvel es relevante (y loable), pero el que funcione bien dentro de la historia, y resulte en algunos de los momentos más humanos y emotivos de la película, es incluso másimportante y digno de aplaudir.
Efectivamente, Los nuevos mutantes está lleno de buenas ideas, lamentablemente eso no resulta en un producto completamente convincente. El tono del filme, para empezar, es demasiado errático, tratando de mezclar elementos de comedias adolescentes con escenas supuestamente terroríficas, y hasta una secuencia de acción final —llena de efectos visuales digitales— que no podría sentirse más fuera de lugar. La cinta, por ende, se queda a medias. Por momentos trata de convertirse en película de terror (lo cual nunca funciona), y por momentos trata de presentarse a sí misma como un drama de interacciones interpersonales profundas (esto funciona un poco mejor, pero no del todo). El hecho de que se vea limitada por una calificación para mayores de 13 años tampoco ayuda; no es que Los nuevos mutantes hubiese sido mucho mejor con una calificación para adultos, pero ciertamente habría desarrollado más sus elementos románticos como los de terror de manera más creíble y honesta.
El nivel de actuaciones es variado. Blu Hunt y Maisie Williams son quienes resaltan más, sin lugar a dudas. La primera logra convencer como una chica que tiene mucho que aprender sobre el mundo y sobre sí misma. Mientras que la segunda desarrolla a Rahne como alguien bienintencionado y dulce, pero que tiene problemas a la hora de controlar sus poderes. El romance entre ellas, además, es suficientemente creíble y dulce. Por otro lado, la usualmente genial Anya Taylor-Joy da una actuación muy caricaturesca como Ilyana (el terrible acento ruso no ayuda); Charlie Heaton no es particularmente memorable como Sam; Henry Zaga es tieso y aburrido como Roberto (además que blanquearon al personaje), y Alice Braga es meramente correcta como la Doctora Reyes. Sin embargo, Boone tomó la decisión adecuada a la hora de centrar la narrativa de Los nuevos mutantes en Dani.
Los nuevos mutantes concluye la saga de los X-Men con un débil suspiro; aunque, considerando lo terrible que fue Dark Phoenix (2019), pudo haber sido mucho peor. La película tiene buenas ideas, y al menos trata de hacer algo diferente al desarrollar una historia que, por momentos, tiene más elementos de terror que de acción, pero al final del día no llega a convencer del todo. Las actuaciones de Hunt y Williams son sólidas, y el romance principal —así como algunos de los aspectos psicológicos del conflicto central— definitivamente funcionan, pero mucho de eso es opacado por los personajes secundarios blandos, los efectos digitales de baja calidad, y el tono desigual. Ahora que Disney tiene los derechos de los X-Men, dudo que vayamos a ver a estos “nuevos mutantes” otra vez, lo cual, lo crean o no, es una pena. Puede que Los nuevos mutantes no sea una gran película, pero sus protagonistas merecen tener, aunque sea, una oportunidad más.
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