Por los ochenta años de Martin Scorsese, querido e influyente director del Nuevo Hollywood, toca recordar la importancia que él le ha dado al uso de la música.
Por Marcelo Paredes ESPECIALES / MARTIN SCORSESE
Entre las tantas virtudes de Martin Scorsese se encuentra el empleo regular y estilizado de la música popular en sus películas (los llamados needle drop). Ese es probablemente uno de sus más grandes aportes a la forma de hacer cine hoy en día. Son muchas las canciones que acompañaron las icónicas imágenes del buen Marty, y de solo decirlo seguro ya vienen a la cabeza varios casos.
Para esta ocasión, vamos a ver algunos de ellos, pero con la diferencia de que se intentará ir más allá de los casos más recordados. Por ello, encontrarse con la notable selección musical de Buenos muchachos o “Gimme Shelter” de los Rolling Stones, que sonó en tres de sus películas, será en vano.
“The End” de The Doors en ¿Quién llama a mi puerta? (Who's That Knocking at My Door, 1967)
Cuando de la filmografía de Scorsese se trata, no se suele hablar mucho de su primera película, y de los momentos memorables que dejó. Uno de esos es la famosa escena de sexo (añadida a petición de la productora), que fue acompañada por la provocadora canción compuesta por Jim Morrison en su momento más álgido. Obviamente, por la naturaleza explícita de dicho momento, no se pondrá el vídeo de la escena.
“Late for The Sky” de Jackson Browne en Taxi Driver (1976)
Musicalmente, es obvio que lo primero que se recuerda de Taxi Driver es la brillante banda sonora compuesta por Bernard Herrmann. No obstante, uno de los pocos momentos donde se utiliza música pop quedaría también para el recuerdo. Este es cuando Travis Bickle, ya más consumido por la locura, mira la televisión y, antes de arremeter contra esta con su pistola, queda anonadado por la música que escucha.
“A Whiter Shade of Pale” de Procul Harum, en el segmento Life lessons de Historias de Nueva York (New York Stories, 1989)
El segmento dirigido por Marty fue el más destacado en esta película antológica, en la que participaron también Woody Allen y Francis Ford Coppola. Cuenta la historia de un tórrido romance que vive un pintor (Nick Nolte) y su novia (Rosanna Arquette). Al primero le encanta poner música a todo volumen mientras trabaja. La canción de Procul Harum entra en acción en más de una ocasión.
“Theme de Camille” de Georges Delerue en Casino (1995)
La película de gánsteres ambientada en Las Vegas tiene varias canciones célebres. No obstante, una de la que no se habla tanto, a diferencia de las otras, es la canción que se escucha al final de la película, originalmente compuesta para El desprecio (Le Mépris, 1963), la película de Jean-Luc Godard. Al ser una de las cintas del director francés favoritas de Scorsese, pudo significar también una elección muy especial para él.
“On the Nature of Daylight” de Max Richter en La isla siniestra (Shutter Island, 2010)
Entre las películas realizadas por el cineasta en la década pasada, La isla siniestra es la que más opiniones divididas genera. El thriller psicológico protagonizado por Leonardo DiCaprio, más allá de su famoso plot twist, cuenta también con una memorable escena de sueño que, además de visualmente homenajear “El beso” de Gustav Klimt, es acompañada en lo sonoro por esta bella pieza musical del compositor británico, a quien años después también escucharíamos en La llegada (Arrival, 2016) de Denis Villeneuve.
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