Como hoy se celebra su cumpleaños número 75, recordamos a uno de los maestros del terror contando por qué su aporte al género y al séptimo arte en general por películas como Halloween o La cosa sigue siendo tan valioso.
Por Alberto Matsuura ESPECIALES / JOHN CARPENTER
El acercamiento lógico al maestro John Carpenter sería con su película más conocida: Halloween (1978). Esta película definió un subgénero del terror llamado slasher movie o de asesinos en serie. El villano Michael Myers, junto con Jason de Viernes 13 (1980) y Freddy Krueger de Pesadilla en la calle Elm (1984), se convirtieron en los íconos del terror allá por los años ochenta y que en la actualidad son reciclados, parodiados y homenajeados para las nuevas generaciones (pero nunca igualados).
Curiosamente, mi primer acercamiento al maestro Carpenter no fue a través de su obra más conocida, sino por medio de una de sus joyas menos populares llamada Al borde de la locura (In the mouth of madness,1994). En esa época recuerdo que fui a verla al cine Aviación sin más reseña que “del mismo director de Halloween”. Al salir del cine estaba impresionado no solo por la mezcla extraña de felicidad y nerviosismo resultado de la descarga de adrenalina que genera una buena película de terror. También me encontré frente a una obra que reflexionaba sobre los límites de la realidad y la ficción, sobre lo que crees que es la realidad y lo que la realidad es.
La sensación se multiplicó al bajar las oscuras escaleras del cine Aviación que en esa época eran un digno escenario para otra película de terror. Me preguntaba “¿He salido de ver la película o sigo viéndola?”. A partir de ese momento me interesó conocer más acerca del “director de Halloween”. Encontré a un artesano que domina la narración sólida y clásica, heredero del cine de Howard Hawks, amante de la serie B y del western, creador de atmósferas opresivas y terroríficas, y sobre todo un autor que bajo la etiqueta del género fantástico o del terror nos transmite esa idea de subversión, anarquía y rebeldía por la que muchos cineastas y cinéfilos lo consideramos una leyenda viva.
Si bien es cierto que su filmografía es algo irregular, en especial en sus últimas producciones, cabe destacar sobremanera La cosa (1982), La niebla (1980), Asalto al precinto 13 (1976), Escape de Nueva York (1981), Golpe en la pequeña China (1986), Vampiros (1998) y las ya mencionadas Halloween (1978) y Al borde de la locura (1994). En estas películas podemos ver que Carpenter creó su leyenda a punta de mezclar antihéroes, western, terror, bajos presupuestos, anarquismo, humor corrosivo y música sintetizada (sí, él mismo realizaba el soundtrack de la mayoría de sus películas).
Texto originalmente publicado en la edición número 06 de Ventana Indiscreta (segundo semestre del 2011)
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