En el marco del 4° Lima Alterna Festival de Cine se vio en calidad de estreno Alemania Oriental, la cinta ganadora de la competencia nacional. El director de la cinta, Alonso Izaguirre, conversó con el público después de la proyección. Estamos ante una película que por medio de los tiempos muertos y la desdramatización representa a una familia atrapada en aquel escenario de violencia política que nuestro país vivió a fines de los años ochenta.
Por José Carlos Cabrejo y Mariano Viza Q&A / LIMA ALTERNA
El nuevo largometraje de Alonso Izaguirre se acerca de una manera atípica a aquellos ochenta en los que el Perú era el reino de los apagones, los coches bomba y los toques de queda. Estamos ante una composición en la que resaltan los objetos de la época (desde un vinilo de Alphaville hasta un juguete de E.T.), unos tiempos muertos en que los personajes, en actuación muy en clave baja, viven un encierro como cuerpos en reposo melancólico, y ante unos diálogos en los que resuenan las palabras de poetas peruanos legendarios.
Para el director, en efecto, la idea era no relatar una historia como se cuenta usualmente. Tampoco centrarse en el desarrollo psicológico de los personajes. Eso a Izaguirre no le interesa mucho. Para el cineasta, la esencia de la película son los momentos determinados que se viven desde el punto de vista de Ana, la protagonista. Ella es presa de un miedo constante por el contexto terrorista vivido en los años ochenta. En ese espacio de tensión, con un clima político tan hostil, es que a Izaguirre se le ocurrió trabajar dicha historia. Frente a lo que se vio en la película, no era parte del plan grabar en una casa antigua, sino en una de otro tipo, cercana al Callao. Asimismo, la producción llegó a verse frenada por la pandemia del COVID-19.
ENCERRADOS EN 4:3
Izaguirre buscó pegarse al formato clásico, por eso la cinta está realizada en 4:3, con una perspectiva más cuadrada. “La ‘horizontalidad’ del cine no es parte esencial de sus orígenes. La mayoría de las películas antiguas no se filmaron así”, señaló el director. Agregó que también por temas narrativos y estéticos decidió usar dicho formato. Al ver a los personajes en pantalla, notamos que los personajes están encerrados, y para ello se necesita un formato que los asfixie en sus escenarios interiores.
“La película genera una sensación de abandono, de desesperación. Ello se logra desde las miradas, la composición, la dirección de arte. Aunque sea una época que muchos no vivieron o no recordaron, se busca transmitir esa sensación de violencia que muchos experimentaron. El abandono del padre tiene un carácter muy metafórico en ese sentido”, señaló Izaguirre.
DE LA ESCRITURA A LA ACTUACIÓN
Diana Daf Collazos, artista interdisciplinaria y protagonista de la película, comentó que una de las primeras conversaciones que tuvo con Alonso tenía que ver con la idea de “formar parte de un cuadro”. Al ver la composición, se pueden apreciar personajes que realizan de alguna manera un acto artístico al depositar su energía en el espacio que habitan. La intérprete comentó que los actores tenían la libertad para imaginar la historia de sus personajes. Para ellos era importante vivir el presente, experimentar el aquí y ahora en la encarnación de un tiempo pasado. La actriz también mencionó que era útil para esta película olvidar los textos un día antes y recordarlos el mismo día de grabación. Fue importante que las líneas aparezcan solas, recordarlas y sentirlas, en el momento de filmación.
“Yo tampoco creo mucho en la dirección de actores. Yo le daba toda la libertad del mundo, igual, uno debe tener algunos asuntos claros en la cabeza”, mencionó Alonso Izaguirre. El cineasta comentó que el enigmático final no estaba dentro del guion. Surgió como parte de un proceso de reescritura después de los tiempos de cuarentena por la pandemia. Alemania Oriental podrá volverse a ver el próximo año en circuito cultural.
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