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“El sonido del metal” (2019): las fuertes ondas de la aceptación

Actualizado: 23 jun 2023

La película ganadora del Oscar al mejor diseño sonoro, sobre un músico que queda sordo, está disponible en la plataforma de Amazon Prime Video.


Por Ana Lucía Alva CRÍTICAS / AMAZON PRIME VIDEO

"El sonido del metal" (2019). Fuente: IMDB
"El sonido del metal" (2019). Fuente: IMDB

Esta ficción del documentalista Darius Marder empieza con una música pesada, casi violenta. Sin embargo, la trama da un giro contrario al que el público imaginaba. El filme no habla de la fama, tampoco del escenario musical, sino de algunos temas sobre los trágicos azares de la vida misma.


Ruben Stone (Riz Ahmed) es un baterista que, junto a su novia, viaja por Estados Unidos realizando distintas tocadas de música metal. Cuando están por grabar un disco, el musico (ex consumidor de drogas, con 4 años de rehabilitación) pierde la audición por completo. En medio del dolor, la música y una gran batalla de aceptación, Ruben se muda a un centro de rehabilitación para sordos. El objetivo de la terapia no es curarse, sino aprender a vivir con ello. Es ahí donde el contexto musical pierde sentido, y se convierte, más bien, en un proceso interno y devastador, en el que la audición y el ritmo deben surgir a través de otra perspectiva.


Pasados los 30 minutos, el filme se quiebra de forma brutal. Mediante una narrativa que realza el universo sonoro de Ruben, lo sentimos y vivimos como él. Como espectadores, dejaremos de escuchar de modo convencional, y, al igual que el protagonista, estaremos sometidos a la desesperación de un silencio esencial. El director utiliza esta poderosa herramienta, comúnmente dejada de lado en el mundo del cine, y la convierte en una especie de hilo conductor que marca la perspectiva de Rubén. Además, el registro de imagen es próximo al documental, con una cámara atenta al fluir de la acción.


El sonido del metal retrata el duelo del protagonista. En lugar de música, solo quedan unas perturbadoras ondas de sonido. Curiosamente, la rabia y el colapso de Ruben, conforme avanza el filme, van desapareciendo, y se mezclan con un silencio que reencuentra al personaje consigo mismo, prescindiendo de cualquier deseo, como en un estado zen.


La película pone a prueba la importancia de los sentidos del ser humano, y la vitalidad del protagonista. La forma en la que Rubén logra aceptar su “discapacidad” es desgarradora y sumamente auténtica. Es un personaje verosímil en su fragilidad y a la vez en tratar de seguir adelante. El diseño sonoro, indudablemente, ha sido fundamental para sumergirnos en la complejidad de sus emociones.



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