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De Proust a “El tiempo recobrado” (1998): algunos apuntes

Actualizado: 23 jun 2023

El 18 de noviembre del año pasado se cumplió el primer centenario del deceso de Marcel Proust, notable escritor francés, quien nos legó una de las obras más importantes de la literatura del siglo XX: En busca del tiempo perdido, compuesta de 7 tomos. El primero de ellos fue publicado en 1913, y el último publicado 5 años después de su deceso por su hermano, en 1927. Qué mejor manera de recordarlo que comentando algunos aspectos de su obra tomados por una película que logró encontrar el más genuino pensamiento proustiano bajo el guion y la dirección del cineasta Raúl Ruiz.


Por Arnaldo Mera ESPECIALES / RAÚL RUIZ

“El tiempo recobrado” (1998). Fuente: SensCritique
“El tiempo recobrado” (1998). Fuente: SensCritique

Antes que nada, debo de decir que cualquier cinéfilo puede disfrutar de la película sin haber leído las dos novelas que tomó el director como fuentes para realizar la película, que son Por el camino de Swann y El tiempo recobrado (mismo título que tiene la cinta del realizador chileno). Nos encontramos con un inicio conocido por muchos: el protagonista encerrado en su habitación por el asma que sufre. A partir de aquella imagen, veremos que juega con las fotos y papeles que tiene en su cama, lo que Ruiz aprovechará para llevarnos desde la infancia del personaje a la adultez y viceversa. Desde tiempos felices en su lugar de veraneo favorito hasta los bombardeos alemanes que se oían muy cerca de la “Ciudad Luz” en la Primera Guerra Mundial. Así, el protagonista tendrá distintos viajes introspectivos, con la capacidad de controlar a través de la voz a sus personajes de ficción. Aquí debo destacar las excelentes actuaciones de Catherine Deneuve y de John Malkovich (que hace del barón de Charlus) que, como dije, brillan para un neófito en materia proustiana. Ruiz logra mezclar a los personajes de la realidad con los de la ficción. Esto es algo que podemos corroborar con lo dicho por su ama de llaves, Celeste Albaret, en sus memorias que llevan por nombre Monsieur Proust (2013), quien al exponer de manera testimonial su cercanía al escritor afirmó:

“El tiempo recobrado” (1998). Fuente: aVoir-aLire.com
“El tiempo recobrado” (1998). Fuente: aVoir-aLire.com

“Lo seguro es que la última visita de Montesquiou a monsieur Proust estuvo relacionada con el barón de Charlus. Fue en 1919 y tuvo lugar en el boulevard Haussmann. Es la única vez que vi al conde. Fue inolvidable. […] Lo extraño y prueba el profundo miedo que podía inspirar el personaje, es que, tras su muerte, monsieur Proust me dijo una noche en que volvimos a hablar de él:


-Es extraño Celeste, pero hay momentos en que no creo que el conde Robert esté muerto. Conociéndole, le creo perfectamente capaz de hacerse pasar por muerto y tomar otro nombre por su curiosidad de su ‘después’ … Sí, para saber qué ocurre con su recuerdo y su renombre, tras su desaparición.


Y añadió, hablando de él en presente, como si no dudara de la falacia de aquella muerte:


- ¡Usted no se imagina la idea que tiene de sí mismo!

“El tiempo recobrado” (1998). Fuente: Vodkaster Télérama
“El tiempo recobrado” (1998). Fuente: Vodkaster Télérama

Yo siempre he pensado que, en aquellos instantes, había tenido en su cabeza la confusión de personajes: veía a Montesquiou todavía vivo en Charlus. Además, creo que desde hacía tiempo el conde había dejado de existir para Monsieur Proust. Se había convertido en una de esas personas soñadas que aparecen en El tiempo recobrado, uno de esos seres ‘cuya propia vida se había ido convirtiendo cada vez más en un sueño’. La verdadera realidad era Charlus”. (Alberet, 2013, pp. 294-295, 298)


Esta notable referencia nos habla de las personas soñadas en El tiempo recobrado y que aparecerán a lo largo del filme. Es un ir y venir en un tiempo para nada lineal. Por ello, es cierto que los que conocemos el mundo de los personajes disfrutamos más de la película, pero debo de decir que al momento de verla por primera vez solo había leído los dos primeros tomos, y no impidió para nada que entendiese la propuesta del guion y del director en recrear escenas de la vida del escritor. Luego busqué subsanar la omisión y pude leer el séptimo tomo para disfrutar de esta magnífica puesta en escena y fotografía que nos trasporta al París de la postguerra y al año de su deceso, 1922.

“El tiempo recobrado” (1998). Fuente: Chacun Chereche Son Film
“El tiempo recobrado” (1998). Fuente: Chacun Chereche Son Film

Es importante destacar el personaje de Deneuve (Odette), ya que los personajes femeninos pueblan los siete volúmenes, y el amor está muy presente. Al respecto, Revel nos dijo que: “Es la duda y la oscilación en quien cuenta, respecto de la naturaleza y del origen de lo que siente […] Al final de Le Temps retrouvé, el escepticismo total de la frase sobre el amor es el reflejo de nuestros deseos” que no depende de ninguna característica del objeto (lo que para el autor resulta evidentemente falso). Es de un moribundo en quien “la tristeza es dominada por la fatiga” (Revel, 1988, p. 157). Esta fatiga (a la que yo diría melancolía) la podemos observar a lo largo del filme, incluso en la escena final, que permite reencontrarse con todas las personas que inspiraron a los personajes principales de su magistral y monumental novela.


A los cinéfilos interesados en leer algo más acerca del personaje homenajeado, recomiendo a estos tres biógrafos: Ghislain de Diesbach (1996), cuyo libro Proust es de más de 600 páginas; William C. Carter (2000), cuyo libro Marcel Proust: A Life es de más de 930 páginas, y a Edmund White (1999), cuyo libro Proust es de 150 páginas, muy sucinto, pero igual de recomendable.


Referencias

Alberet, C. (2013). Monsieur Proust. Capitan Swing.

Revel, J (1988). Sobre Proust. Fondo de Cultura Económica.



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