En Da 5 Bloods, Spike Lee plantea hacer una relectura de la guerra de Vietnam, mirando el asunto desde el punto de vista de cuatro amigos afroamericanos que pelearon en ella , y que regresan al Vietnam de hoy por la búsqueda de un tesoro que dejaron, escondido, durante el conflicto.
Por Rodrigo Bedoya Forno CRÍTICAS / NETFLIX
Fuente: IMDb
En Da 5 Bloods, Spike Lee plantea hacer una relectura de la guerra de Vietnam, mirando el asunto desde el punto de vista de cuatro amigos afroamericanos que pelearon en ella, y que regresan al Vietnam de hoy por la búsqueda de un tesoro que dejaron, escondido, durante el conflicto. Pero hay algo más que hacer en esta misión: la búsqueda del cadáver de un quinto compañero, fallecido en combate, que nunca pudo ser recuperado.
Los amigos han tenido historias de vida distintas, pero hay algo que los une: ninguno se siente retribuido por su propio país, EE.UU. Incluso al que le ha ido mejor económicamente hablando guarda cierto nivel de resentimiento por un país que los mandó como carne de cañón y que, hoy por hoy, continúa maltratándolos de distintas maneras, a través de ese racismo institucional, encarnado acaso en la fundación misma del país (uno de los personajes lo recuerda señalando que George Washington tuvo esclavos).
Por eso, ellos ven este viaje como una forma de compensar en algo todo aquello que han sufrido: el oro que buscan es una forma de obtener alguna ganancia por un esfuerzo que, hoy entiende, fue en vano. Los solados ahora son mercenarios porque su propio país los ha vuelto así. Cuando la furia los consumía tras la muerte de Martin Luther King, el quinto compañero los llamaba a la paz, les decía que el odio no conduce a ningún lado. Y eso, casi 50 años después de Vietnam, no sirvió para nada.
Fuente: IMDb
El discurso político de la película se va estableciendo en base a una historia de aventuras que, en realidad, es la excusa que encuentra el director para transmitirnos sus ideas. Ideas que van desde donde entender los conflictos raciales de hoy hasta la importancia y reivindicación del activismo, pasando por Trump y la distancia que hay entre su gobierno y la comunidad negra en EE.UU. (aunque distancia que se podría acortar, de acuerdo a Lee, como lo demuestra uno de sus ‘bloods’).
Muy rápidamente uno se da cuenta que lo que menos le interesa a Lee es hilar la historia de aventuras (que resulta bastante inverosímil) y más bien centrarse en los miedos, fantasmas y contradicciones de sus personajes, todos ellos de una intensidad, violencia y furia contenida muy típicas de su director. Pero acaso es que todo el tiempo se siente que cada uno de los diálogos y situaciones de la película están ahí para ilustrar alguna forma de conflicto: diferencia culturales, de clase, duelos internos y los propios fantasmas de la guerra están expuestas por el director de una manera un poco redundante. Cada momento se convierte, de pronto, en la exposición de alguna problemática, con diálogos que refuerzan justamente ese costado casi de tesis.
La sutileza nunca ha sido una característica de Lee, pero aquí el afán casi didáctico del director para expresar sus puntos de vista termina volviendo muy redundante a Da 5 Bloods: los personajes terminan encajonados en ilustrar un conflicto. Esto es particularmente notorio en el personaje interpretado por Delroy Lindo, en sus actitudes y (sobre todo) en sus diálogos y monólogos. No solo su exaltación y gesticulación resultan demasiado notorias: sus palabras resultan explicativas, haciendo énfasis en los traumas y la revancha que, personalmente, busca.
Da 5 Bloods es una película que claramente le interesa más el discurso político que la acción: el tema está en que ese discurso muchas veces se va redundando, se subraya, no tiene fluidez. Spike Lee entiende que lo que tiene que decirnos (o, más bien, gritarnos) es potente y muy actual. Pero el problema está en que en el que más grita no necesariamente es el que más convence.
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