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Tras 14 años de ausencia en el mundo del cine, Todd Field estrena su más reciente cinta. Es una historia detallada de la caída de una conductora de orquesta interpretada casi a la perfección por Cate Blanchett. TÁR fue nominada a mejor película y Blanchett a mejor actriz para los premios Oscar 2023.
Por Hitoshi Isa Kohatsu CRÍTICAS / CARTELERA COMERCIAL
Lydia Tár (Cate Blanchett) es la conductora principal en la Filarmónica de Berlín. Una artista reconocida a nivel mundial por su genio musical, quien además tiene un libro a punto de ser publicado. También es una personalidad profundamente turbulenta, una mujer manipuladora, abusiva y carente de empatía que se ha integrado al mundo machista de la música clásica, al adoptar los peores atributos patriarcales. Cada relación que tiene, desde las profesionales hasta las personales, son definidas por su inmenso ego y narcisismo. Su vida es puesta en rumbo hacia la destrucción cuando sus comportamientos abusivos -especialmente hacia jóvenes mujeres en su campo- son traídos a la luz en una serie de controversias, las que también perjudican a su familia y a su propia carrera.
Tomando lugar en un ambiente contemporáneo dominado por las redes sociales, la película no escatima en la exploración de personalidades artísticas complicadas y, sobre todo, problemáticas. Temas de abusos de poder, corrupción de autoridad institucional dentro de las artes, y la presentación de injusticias patriarcales perpetradas por personajes femeninos, entre otros elementos, conforman un rico texto, en un filme que no cae en la trampa de simplismos o maniqueísmos morales. Puede que este sea su aspecto más controversial.
Una de las características más notables del filme es su absoluto compromiso con la ambigüedad, con la negación de respuestas concretas para la audiencia sobre los tópicos que decide tratar. El largometraje solo se preocupa en presentar sus eventos de una manera natural y hasta distante. El mejor ejemplo de esto yace en cómo construye a la misma protagonista.
En efecto, uno de los aspectos más resaltantes del filme es la forma en la que se desenvuelve Lydia Tár, especialmente en el descenso psicológico que experimenta a lo largo de la película. A esto contribuye significativamente no solo un guion que presenta múltiples matices en la protagonista, sino también la casi perfecta actuación de Cate Blanchett, que enriquece el papel con toda la complejidad que la historia demanda de ella. No es un rol simple, Tár es un personaje profundamente antipático, cuyas deficiencias de carácter se nos hace presente desde el minuto en el que se nos introduce. Pero en la crueldad que presenta hay algo particularmente honesto, una representación de una megalomaníaca que está lejos de ser un personaje unidimensional. Lydia Tár está construida de una manera completamente orgánica, especialmente en sus deficiencias, las sutilezas de sus abusos, la representación de sus problemas psicológicos y en los breves momentos donde muestra genuina vulnerabilidad emocional. Es una construcción de personaje muy -por falta de mejor palabra- humana en los problemas que sufre y perpetua.
De esta manera se puede describir al largometraje como una tragedia moderna. Vemos a un personaje que es destruido por las consecuencias de sus defectos y acciones. Su caída es inevitable y la audiencia atestigua este rumbo definido por la fuerza de carácter en la protagonista. Puede que sea una historia que resulte familiar, pero lo que diferencia a TÁR de otros filmes que se ocupan del descenso de un artista, es la espontaneidad con la que se presenta. Lejos de representar la caída en un tono melodramático o exagerado, el descenso es gradual, lentamente desarrollado sobre las bases de la personalidad del personaje. Más que nada es el progreso obvio del comportamiento que vemos, los pequeños detalles en sus abusos y la manera en la que trata a todos a su alrededor. Es un balance difícil de mantener, pero está excepcionalmente logrado.
Ciertamente una de las películas más complejas entre las nominadas al Oscar para este año, TÁR no teme explorar a una protagonista llena de fallas, y a la vez de una manera que la hace notoriamente compleja y humana. La dirección de Field, así como la dedicación en su investigación sobre el mundo de la música -la cual se evidencia en cada escena-, combinada con la que es posiblemente la mejor actuación que ha dado Cate Blanchett hasta hoy, nos otorga un relato fascinante.