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"No te metas con los gatos: Un asesino en Internet" (2019): la cinefilia y el crimen

Actualizado: 11 nov 2022

Esta serie documental de tres capítulos (cada uno dura una hora, aproximadamente), cuenta la investigación que realizaron unos nerds de la Internet para capturar a un sujeto que publicaba en Facebook videos en los que se le veía quitándole la vida cruelmente a unos gatos.


Por José Carlos Cabrejo CRÍTICAS / NETFLIX

Fuente: emedemujer


Esta serie dirigida y escrita por Mark Lewis nos señala con el dedo índice. En un encuadre, aparece la norteamericana Deanna Thompson, una de las personas que dirigió en el año 2010 un grupo de Facebook para identificar a un sujeto que mataba gatos y registraba en video esos abominables actos. De pronto, deja de mirar a su entrevistador, y a continuación, como en las rupturas de la “cuarta pared” que apreciamos en algunas películas de Michael Haneke, nos observa para hacernos partícipes de su culpa. Si bien contribuyó a la identificación del criminal, también hizo eco de su necesidad patológica de atención, alimentada por reacciones de “me enfada” y análisis grupales de audio y foto desarrollados con habilidad geek.


Lo inquietante de No te metas con los gatos… es que cuenta una historia que parece salida de la serie Black Mirror, solo que directamente basada en hechos reales. La serie aborda los peligros de la tecnología de tal modo que nos hace sentir partners in crime de estos sujetos dispuestos incluso a cometer un crimen con tal de conseguir millones de vistas. Por ello, los capítulos van realizando juegos especulares, a través de encuadres subjetivos, que nos introducen en el simulacro de sentirnos como aquellos mismos investigadores, mientras vemos en la pantalla planos de detalle de las palabras y del material que compartieron en la red social, o de búsquedas en Internet que incluso detectan datos de GPS de una fotografía. Se nos coloca en la situación de los cazadores, quienes a su vez terminan sintiéndose de algún modo en la posición de su presa.


No te metas con los gatos… posee un ritmo ágil y adictivo. No solo por apoyarse en una edición de encuadres de breve duración, sino también por el uso de secuencias de docudrama caracterizadas por una banda sonora propia de un thriller, con música que crea tensión y ruidos semejantes al latido de un corazón. Pero, en realidad, lo más interesante de la serie es su visión del mundo como ficción. Una vez que descubrimos la identidad del criminal, también se revela su cinefilia. Es un tipo que ama a Humphrey Bogart, aunque no asume un rol de detective de film noir como lo hace el actor Alejandro Parodi en Llámenme Mike (1979). Imita los gestos altivos de James Dean, pero prefiere experimentar persecuciones, como las de Leonardo DiCaprio en Atrápame si puedes (2002) de Spielberg. Adora a Jean Harlow y Marlene Dietrich, aunque le gusta más imitar las posturas y los actos criminales de Sharon Stone en Bajos instintos (1992) de Paul Verhoeven.


Fuente: Hugo Gloss


Es en ese aspecto que la investigación que realizan Deanna Thompson y sus compañeros en Internet tiene que girar al análisis de las películas para configurar el retrato de un psicópata hermanado con personajes que aman la ficción de temática criminal y la imitan. Es un sujeto que actúa como uno de los escritores de relatos policiacos de la novela Inju (1928) de Edogawa Rampo, o a la manera de los asesinos en serie de La máscara de la muerte (1996) de Wes Craven.


No te metas con los gatos… no aborda la débil frontera entre la realidad y la ficción con la potencia creativa de títulos contemporáneos como The Act of Killing (2012) de Joshua Oppenheimer. Por el contrario, opta por recursos expresivos más convencionales. Sin embargo, es fascinante en su representación de nerds de la tecnología que hallan un mundo perverso que se confunde con las mentiras del cine.


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