La nueva película, que forma parte de la franquicia creada originalmente por Sam Raimi, tomó a todos por sorpresa, respetando el legado de las películas anteriores y a la vez teniendo algo nuevo para decir sobre el género.
Por Marcelo Paredes CRÍTICAS / CARTELERA COMERCIAL
Luego de no estar en contacto durante cierto tiempo, Beth, quien se acaba de enterar de que está embarazada, decide visitar a su hermana Ellie, una madre soltera con tres hijos. Lo que ambas no saben es que su encuentro se verá interrumpido luego de que uno de sus hijos encuentre el “Libro de los Muertos”, objeto que liberará una fuerza demoniaca imparable que desatará un caos total, reconfigurando por completo a esta familia.
Mi relación con las películas de Evil Dead no es la más especial que digamos en cuanto a cómo me acerqué a ellas, pero sin duda son películas a las cuales les tengo un gran aprecio. La trilogía de Sam Raimi, teniendo la capacidad de ser tan divertida como perturbadora, son ya para mí un gran referente en el género del terror y el remake a cargo del uruguayo Fede Álvarez, sin llegar a la altura de lo hecho por Raimi, es bastante cumplidor, siendo una experiencia más atemorizante que divertida y con mucha más sangre.
Diez años después, vemos el regreso cinematográfico de esta franquicia con Evil Dead: el despertar. Y es que en tiempos donde el terror parece querer “limpiarse” más de la sangre y el gore, esta nueva entrega es un maremoto de líquido rojo, lo cual es ya de aplaudir por parte de quienes gusten de este estilo. Además, a diferencia de lo que otras sagas como las de Scream o Halloween han estado haciendo, no depende excesivamente del pasado, con un atractivo que radica principalmente en sus nuevos personajes y la dirección que se les da.
Usando las bases de lo planteado por Sam Raimi en 1981 y sus posteriores secuelas, se nos presenta un relato nuevo que, más que buscar cambiar las reglas, comprueba el potencial que este universo tiene para poder expandirse. La historia ahora aborda un nuevo conflicto que es el de la familia y los miedos que hay al momento de querer sacarla adelante. Miedos que el mal proveniente del Libro de los Muertos aprovechará para someter a Beth (la futura madre) de la peor forma.
Todo contado en un nuevo escenario de corte más urbano, con toda la acción transcurriendo en un edificio de aspecto decadente. Este lugar sirve, creo yo, para representar lo deteriorada que está la relación como familia de Ellie y sus hijos luego de que su esposo los dejara. Un hogar quebrado donde la unión familiar tiene que prevalecer y más aún con este nuevo mal desatado. No obstante, sin dar mucho detalle, la cinta tomará decisiones más retorcidas de lo esperado, unas más crueles, otras más ácidas y todo para llegar a una peculiar perspectiva de “la familia antes que todo”.
Son este tipo de cosas lo que gusta de esta nueva Evil Dead. Están conscientes que lo logrado previamente es irrepetible y por eso ahora quieren contar algo distinto sin perder su encanto irreverente. El director Lee Cronin no olvida entregarnos toda la violencia descarnada y humor negro que hizo tan icónica a la trilogía de Raimi (a la cual hace unos cuentos guiños). Los efectos prácticos materializados en la apariencia perturbadora de sus demonios y los litros de sangre usados hacen que la experiencia sea mucho más atemorizante.
A todo esto, es imposible no mencionar el trabajo de Alyssa Sutherland y Lilly Sullivan como Ellie y Beth respectivamente. Mientras la primera tiene un estupendo trabajo físico para encarar el rol de villana una vez que se vuelve en una madre-demonio, la otra es una gran final girl, tanto por su dureza, como por su fragilidad en sus gestos mínimos. Del resto del elenco no hay mucho para decir, debido a que, sin estar necesariamente mal, no destacan como las otras dos actrices.
En cuanto a demás elementos audiovisuales, destaca mucho el uso del sonido, uno que gusta por su alto impacto en los diversos elementos que presenta, como puertas, autos, armas, las propias partes del cuerpo con sus duros crujidos y por supuesto la sierra eléctrica. Ese énfasis en el trabajo sonoro, junto a su ingenio en cuanto a movimientos de cámara (que ofrecen más que el emblemático travelling) mejoran con creces el visionado en una pantalla grande.
Podrá estar rozando en más de una ocasión el exceso, lo cual hace que pierda algo de fuerza en lo que cuenta (tal vez la única gran falla que le encuentro), pero igual Evil Dead: el despertar no deja de ser un sangriento espectáculo que ya no se ve tan seguido en el género hoy por hoy y eso se aplaude. Con la suficiente violencia y el suficiente humor, la cinta nos da una interesante visión sobre la familia y cómo incluso en su estructura poco ortodoxa, con demonios de por medio, encuentra un lugar para la armonía. La mejor golosina para el fan del terror está aquí.