Circus of Books es un documental con una historia singular: Karen y Barry Mason son dos personas comunes y corrientes, de crianza relativamente conservadora, que deciden emprender una aventura muy curiosa: comprar una librería de pornografía gay en Los Ángeles, cuyo nombre es el nombre de la película.
Por Rodrigo Bedoya Forno CRÍTICAS / NETFLIX
Fuente: ModoNetflix
Circus of Books es un documental con una historia singular: Karen y Barry Mason son dos personas comunes y corrientes, de crianza relativamente conservadora, que deciden emprender una aventura muy curiosa: comprar una librería de pornografía gay en Los Ángeles, cuyo nombre es el nombre de la película. El éxito de la tienda es tal que rápidamente se convierte en un lugar de visita obligada para todos los miembros de la comunidad LGTBIQ, en una época en la que la lucha por sus derechos recién comenzaba.
El documental nos muestra a Karen y Barry, que son retratados por Rachel, su hija, quien dirige el documental. Lo más interesante de ese retrato que hace de sus padres es justamente su capacidad para meterse en la intimidad de la tienda y de sus ex trabajadores; pero también en cómo va retratando la personalidad de sus progenitores, y sus contradicciones.
Porque el retrato familiar de Barry y Karen va haciéndonos notar ciertos detalles que le dan alma a la película: mientras que Barry es un tipo que no se hace problemas por nada y deja que todo fluya, Karen es controladora, ordenada, y vive con una permanente culpa debido a su crianza judía: la religión hace que ella sienta que su negocio no necesariamente es lo correcto. Pero justamente esa crianza ordenada es la que les permitió seguir adelante con el negocio: el pragmatismo de los esposos para manejar la empresa es, acaso, lo que les permitió tener tanto éxito y volverse no solo los dueños de la librería, sino uno de los más importantes distribuidores de películas porno en EE.UU.
Fuente: WEHOville
El documental muestra los dos lados de la librería: donde la comunidad gay ve un espacio de libertad, Karen ve DVDs a vender en promoción; donde los trabajadores y asistentes ven un sitio donde seducir y, por qué, no tener sexo detrás de la tienda (y en la misma tienda), los esposos ven cómo hacer rentable un lugar frente a la diversidad de porno gay que ofrece Internet. El simbolismo de resistencia del sitio contrasta con la mirada pragmática y de negocios de la pareja protagonista.
Pero Circus of Books es también el retrato de una época y de una familia: una época como los 80, donde el Sida se satanizó, estigmatizando a la población gay y convirtiendo al consumo de pornografía en un delito. La librería se convierte en un espacio de libertad, de resistencia frente a la oleada conservadora. De pronto, esta pareja pragmática, común y corriente, se transforman en un símbolo de resistencia; resistencia que incluso es castigada con juicios y posibles penas.
Lo menos interesante de la película ocurre cuando se centra en el presente: el mensaje militante resulta un poco redundante; más aún cuando la película ya nos ha mostrado que la resistencia a todos los males conservadores del mundo puede venir en gente como Karen y Barry, las personas de las que menos lo esperas.
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