La película más galardonada en la historia del festival de San Sebastián evidencia el interés de la directora en imponer cierto patetismo solemne sobre su protagonista. “Beginning” está disponible en la plataforma MUBI.
Por Rodrigo Bedoya Forno CRÍTICAS / MUBI
Beginning, ópera prima de Déa Kulumbegashvili, cuenta la historia de Yana, esposa de un pastor Testigo de Jehová en una zona rural de Georgia. La comunidad protestante es una minoría no bien vista ni por los habitantes de la zona ni por las autoridades. La prueba de ello es un atentado a la iglesia del cual no hay responsables, ya que los propios policías parecen poco interesados en seguir una investigación para encontrar culpables.
Por eso, Yana, quien dejó una carrera en la actuación para dedicarse a la vida familiar, tiene miedo y quiere irse del lugar. Pero la indiferencia de su esposo antes sus pedidos hacen que poco a poco vaya cayendo en una espiral de alienación, aumentada por la amenaza de saberse no bien recibida por el pueblo donde vive.
Kulumbegashvili va creando una puesta en escena basada en encuadres largos y silencios que nos van metiendo en el proceso interior de Yana. Ella trata de crear una aparente fachada de normalidad y calma, pero sus gestos y silencios nos van mostrando, más bien, que el personaje se hace cada vez más frágil y distante. Justamente lo mejor de la película está en la tensión que se va haciendo cada vez más palpable en pequeños gestos, en hechos fortuitos, en momentos que pasan de la tranquilidad a la amenaza en cuestión de segundos. En cómo las instituciones y los espacios que deberían dar seguridad (como la policía, o la propia casa de la familia) se van transformando en entes amenazantes, que adquieren un carácter siniestro.
Y en medio de todo esto, la naturaleza toma un carácter trascendente. La oscuridad de la noche, los ruidos del río, la iluminación del sol o la textura del pasto se van convirtiendo en vías tanto de relajo como de tensión, de belleza y de agresión, de respiro y de sofocamiento. Hay un carácter sobrenatural, más allá del bien y del mal, que la película le otorga a la naturaleza: es el espacio de lo puro y de lo impío, de aquello que puede generar un gran mal pero que, también, puede dar la justicia divina.
Beginning, sin embargo, adolece de un gran problema. En muchos momentos se siente que las situaciones han sido diseñadas para reforzar cierto carácter sórdido, que enfatice lo mal que lo pasa Yana y lo humillante que es no solo sentirse amenazada, sino poco respaldada por su propio esposo. Esto hace que muchas de las actitudes que refuerzan esa sensación sean arbitrarias, puestas por la directora solo para subrayar el punto en vez de dejar que este fluya naturalmente. Esto no quita los méritos de Beginning, que los tiene, a pesar de no ser una película del todo lograda.
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