La nueva película de Ari Aster ha sido una de las producciones que más ha polarizado a la audiencia este 2023. En este filme protagonizado por Joaquin Phoenix, vemos al director elevando sus ambiciones hasta la estratósfera, entregando algo muy desordenado y de poco gusto. Actualmente, se puede ver en un ciclo organizado por el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Por Marcelo Paredes CRÍTICAS / CIRCUITO CULTURAL
Beau Wassermann es un hombre que vive con miedo. Al ser alguien que reside en un barrio peligroso, sus preocupaciones, sumado a los problemas en torno a su salud mental, hacen que su estadía ahí sea un constante martirio. Todo cambiará cuando un día decide ir a visitar a su madre (con quien tiene un pasado complicado) y lo que parecía ser un viaje normal, acabará tornándose en una pesadilla de la que no podrá despertar.
Ari Aster es un director al que le fui perdiendo el gusto con el pasar de los años. El legado del diablo (2018), su primer largometraje, me gustó y pienso que es una película de terror clave de la última década. Sería poco tiempo después, específicamente con Midsommar (2019), que me terminaría llevando una gran decepción en cuanto a su trabajo. Al verla me di cuenta de que, dentro de todas sus ganas de perturbar, en el fondo no es alguien que tenga algo particularmente bueno para contar.
Es así que mis expectativas hacia su nueva película estaban por el suelo. Ni los buenos comentarios en redes sociales o la bendición de Martin Scorsese (quien consideró a Aster “una de las voces más extraordinarias del cine moderno”) iban a ser suficientes para convencerme de que esta película iba a ser buena. No obstante, todavía tenía una pequeña esperanza, con la posibilidad de que, quizá, solo quizá, la experiencia sea buena y veamos al director en una mejor forma. A fin de cuentas, si A24 habría decidido invertir tanto en la película tendría que haber sido por algo.
Ahora, habiendo podido ver ya Beau tiene miedo (Beau Is afraid), debo decir que no me gustó en lo absoluto, aunque tampoco la odié. Creo que, dentro de todo ese festival de sinsentidos, Ari Aster, muy en el fondo, todavía te cuenta dos o tres cosas interesantes con la cámara. Beau es un personaje sin agencia alguna en su vida y el simple hecho de pensar que puede dar rienda suelta a su destino es su más grande temor. Hasta ahí, con esa idea base, el filme tiene mi interés.
La puesta en escena que maneja al inicio con el protagonista en su departamento y la secuencia del teatro, son las partes que encuentro más “decentes” y llegan a ser de mi total atención. Son momentos así en los que uno todavía puede entender el mundo que intenta construir, teniendo situaciones de caos y desmoronamiento emocional que son filmados de una manera atrapante. Sin embargo, luego de eso me quedo sin elogios, debido a que todo lo demás arruina por completo la cinta. Salvo por el inicio y lo del teatro que, como ya mencioné, es lo que me gustó más, el resto es simplemente bochornoso.
Aster podrá ser alguien que te sabrá componer una que otra imagen bien, pero es en esta película que demuestra lo poco que tiene para decir como guionista. La película presiona el botón de reinicio, por lo menos, unas tres veces, pareciendo que hay varias películas en una sola. Por ese motivo es que uno no puede hallar cuál es ese nivel máximo de verosímil, porque al sentirse todo tan distinto a cada momento, no hay nada sólido que sostenga la trama, lo que termina así como un valetodo incesante de arbitrariedades. Luego están también sus diálogos, los cuales son extremadamente redundantes y no llevan a ningún lado, por lo que toda su “odisea freudiana” carece de todo sentido por donde se le vea.
A eso se le suma un Joaquin Phoenix que solamente se dejó llevar por lo que estaba en ese mal guion, no haciendo más que poner la misma cara y repetir las mismas cosas una y otra vez. Es como si el talento del actor desapareciera, convirtiéndose solamente en un objeto más de esta casa de muñecas carísima donde el director, como si de un niño pequeño se tratara, lo somete a toda clase de situaciones absurdas hasta simplemente aburrirse de él.
Dicho todo esto, ¿qué es entonces Beau tiene miedo? ¿Es una comedia negra? Supongo, aunque yo no me reí. ¿Es un thriller psicológico? Tal vez, pero creo que sería muy fácil meterlo en esa categoría. ¿Es eso y mucho más? Por supuesto y lo digo de la peor forma posible, porque más allá de ser alguien que le tiene miedo a la vida y que tiene un problema con su madre, la película no te deja nada más.
Lo único que veo es un ejercicio autoral muy mal ejecutado en el que alguien que quiso creerse lo máximo, pretendiendo ser original, termina dando vergüenza ajena por lo mal narrada que está su película. Desaprovecha lo poco bueno que tiene, dejando ideas dispersas a lo largo de tres horas que, al estar incompletas, no te llevan a ningún lugar. Tiene un potencial excesivamente desperdiciado, lo cual la hace, a mi parecer, una de las experiencias más frustrantes de este 2023.
Antes que nada, Freud no tiene ni haría nada con esta película ya que se trata de un hombre en un brote psicótico, escrito e interpretado magistralmente. Todos los que tuvimos oportunidad de trabajar con psicosis en hospitales psiquiatricos entendemos perfectamente lo que le pasa a Beau.. Que la trama no tenga senTido es porque intenta pensarlo con su cerebro lúcido, muy lejos del inconciente (caracterizado por ausencia de sentido, tiempo y espacio )que plantean las secuencias de la pelicula