La nueva cinta de Greta Gerwig utiliza la figura de la famosa muñeca Barbie para hacer una sátira a la sociedad moderna. Por lo pronto, es un gran éxito de taquilla en Perú y otras partes del mundo.
Por Alberto Ríos CRÍTICAS / CARTELERA COMERCIAL
Greta Gerwig es una de las directoras que más ha destacado en el cine estadounidense reciente. Ya con Lady Bird y Mujercitas había demostrado estar interesada en hacer películas que cuestionen la posición de las mujeres en la sociedad. Es por ello que no sorprende que Barbie sea una película que critique de manera directa la estructura patriarcal del mundo moderno. Puede que sea una virtud lograr tocar tales temas sociales (y necesarios) en una película tan comercial como la producción de Mattel. Sin embargo, es en la virtud de su propuesta que también aparecen sus vicios.
La Barbie Estereotípica (Margot Robbie) es una de las muchas Barbies que habitan en Barbieland. un mundo feliz e ideal, donde todas viven una vida perfecta y nadie cuestiona nunca nada. Sin embargo, un día, de manera inesperada, esta Barbie comienza a preguntar a las demás si alguna vez han pensado en la muerte. Aunque intenta disimularlo, el impacto es devastador para ella. Empieza a perder su habitual sonrisa, las tareas cotidianas le salen mal y cae en una profunda crisis. Preocupadas por su amiga, las demás Barbies deciden enviarla a ser "revisada" por la Barbie Rara (Kate McKinnon). Ella le explica que estos pensamientos y sensaciones probablemente provienen de su dueña en el mundo real por lo que, para resolverlos, debe aventurarse allí y descubrir cuáles son sus inquietudes y sentimientos.
Las Barbies habitan en un mundo donde creen que, gracias a su existencia, han inspirado a las niñas, porque gracias a ellas “pueden ser lo que quieran ser”. Pero cuando viaja al mundo real descubre que las adolescentes del siglo XXI la odian, porque representa todo lo que está mal en el mundo: el machismo, el consumismo, la falta de conciencia medioambiental. Además, Barbie se choca con un mundo donde domina el patriarcado. Incluso las oficinas encargadas de la producción de la muñeca están dominadas por hombres. En ese sentido la cinta de Gerwig es plenamente autoconsciente y metaficcional.
Una de las grandes virtudes de la cinta es, sin duda, su diseño de producción. Barbieland está compuesto por grandes decorados en tonos plásticos que recuerdan a los sets de los musicales clásicos de Hollywood. El espíritu de esta película es el de un musical filmado en estudios, ese género cinematográfico donde la fantasía más pura se entrelaza con la cruda realidad, funcionando de manera armoniosa en el universo de lo ficcional. Greta es consciente de eso, y no deja pasar la oportunidad para ejecutar números musicales sumamente coreografiados y ensayados.
Otro de los puntos interesantes de la película es el personaje de Ken. En un principio, el personaje interpretado por Ryan Gosling es solo un accesorio más de Barbie sin una identidad propia. Solo vive para servir a la muñeca. Es por ello que decide acompañarla en su viaje hacia el mundo real. Es allí donde, después de "descubrir" lo que es el patriarcado, el ingenuo muñeco se “empodera” y decide replicar lo que ocurre en el mundo real en Barbieland, convirtiéndola en un mundo ahora dominado por los diversos Kens, relegando a Barbie a la posición de servidumbre. Esta visión del patriarcado resulta sumamente humorística y satírica.
Margot Robbie pareciera haber nacido para interpretar al personaje de Barbie. Y es que consigue darle a la muñeca una personalidad sumamente divertida e interesante al mismo tiempo que profundiza alrededor de las vulnerabilidades que presenta la no tan perfecta muñeca de Mattel. Tanto Robbie como Gosling tienen un gran manejo del humor y logran realizar una puesta en escena que resulta divertida al espectador.
Sin embargo, la cinta no está exenta de problemas. La película en ocasiones muestra una clara tendencia a ser demasiado evidente en su intento de transmitir un mensaje. Es una película sumamente enfática, algo que puede restar encanto y fluidez a la trama, sobre todo en los momentos finales de la cinta.
Barbie es una película divertida (tiene guiños a referentes culturales, cinematográficos y musicales muy inteligentes), y que explora temas necesarios de una manera directa e incluso refrescante. Sin embargo, no deja de ser una película que, para el discurso que maneja, es más ligera de lo que pretende ser. Es en esa falta de sutilezas donde la película pudo ser aún más incisiva en su crítica. Barbie puede parecer un tanto más superficial de lo que uno esperaría viniendo de Gerwig, y aunque es cierto que lo positivo prevalece a pesar de sus limitaciones, no es tampoco ninguna maravilla.