"Cats" (2019): un espectáculo más que una película
- Ventana Indiscreta
- 16 ene 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 11 nov 2022
A propósito del último estreno de Cats (2019), Alejandro Núñez nos brinda su punto de vista acerca de este musical que causó mucha polémica.
Por Alejandro Núñez Alberca CRÍTICAS / CARTELERA COMERCIAL

Fuente: Otroscines
El ruido que rodeó a la más reciente película de Tom Hooper desde su estreno puede que ya se esté disipando, pero el daño está más que hecho. Cats fue retirada de la carrera por el Oscar, reeditada y redistribuida por su estudio con una versión “mejorada”, otra forma de decir que los humanoides (porque gatos no son) han pasado de dar miedo a solo incomodar.
El guion no demora un instante en eyectarnos en este purgatorio, decorado por luces de neón, magia, cucarachas con rostros humanos y gatos que se pueden quitar la piel a voluntad. Con todo, Hooper solo ha demostrado el gran vacío que separa a la ficción teatral de la cinematográfica, algo extraño considerando sus antiguas películas. Diferentes gatos mecen al personaje de Francesca Hayward de un escenario a otro, en una estrambótica caravana de errores de render y una pantalla verde que parece estar siempre al borde del colapso. A medio camino uno cree haberse acostumbrado a lo que sea que la película esté proponiendo, solo para ser repelido nuevamente por algún error inédito, sea el tamaño cambiante de los protagonistas, gatos con pies humanos o la imagen de Idris Elba desnudo y sobándose contra las cosas.

Fuente: FayerWayer
Más allá de la música y alguna que otra interpretación (Hayward y Hudson sin duda las mejores), poco se puede decir de la trama del musical. Cats es el caso emblema de una película que depende íntegramente del envolvimiento del espectador para siquiera funcionar, lo cual resulta imposible con efectos visuales tan pobres y que no hacen más que detraer. Más allá de lo evidente, ignoramos quiénes son los que se hallan en pantalla, los miramos siempre a distancia y sin preocuparnos en demasía por lo que les suceda o por qué están aquí. Un extenso número musical se usa para incorporar personajes cuyo impacto sobre la trama es mínimo, y el poco tiempo que reciben tampoco ofrece nada que llame la atención (además de la música, quizá). Cats está más cerca de ser un espectáculo que una película, se contenta con quedarse en la superficie de todo lo que podría ser. Incluso si los visuales no perturbasen tanto la vista, este problema es mayor y difícil de corregir, por más nuevas versiones que se hagan.
Ante un guion precario, la realización puede convertir una película insufrible en pasable. Pero ningún milagro puede hacer esto por Cats. Ir a verla es una verdadera experiencia, aunque sea por las razones equivocadas. Un viaje que solo un potente alucinógeno podría enaltecer.
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