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"Better Man" (2024): evolución del hombre y leyenda

Actualizado: hace 4 días

Michael Gracey, director de “El gran showman” (2017), sorprende con este nuevo musical sobre la historia del ídolo británico Robbie Williams. Su estreno tardío hizo que pase desapercibida, pero no deja de ser una cinta que recomendamos ver en la gran pantalla.



Por Gustavo Vegas Aguinaga                                          CRÍTICA / CARTELERA COMERCIAL

“Better Man" (2024). Fuente: IMDB
“Better Man" (2024). Fuente: IMDB

Lo primero que llama la atención, se sabe, es la representación de Robbie Williams como un chimpancé con CGI, pero conforme avanza la cinta entendemos el porqué. Gracey sabe cómo iniciar una historia de superación: un protagonista adorable tirado en el lodo, relegado al arco en el partido de fútbol y recibiendo todos los goles posibles. La vida parece derrotar al joven Robbie, que sueña con tener “eso” (el talento, el brillo, la magia), es abandonado prontamente por su padre y fracasa en el colegio. De ahí a que su juventud se vuelva accidentada. Sin embargo, no todo es tristeza, también hay sueños: Robbie tiene una conversación sobre ser artista y famoso con su mejor amigo sentados en un cartel que anuncia un concierto en Knebworth.


Esta naturaleza animal de Williams es explorada por Gracey en un relato que no descansa ni escatima en set pieces. La escena musical que acompaña al tema “Rock DJ” no sólo destaca por recordar una canción tan popular, sino también por el tratamiento visual, el blocking, la dirección y más. La plasticidad del elenco (Williams es actuado mediante captura de movimiento por un ágil Jonno Davies) es admirablemente equiparada por la de la cámara y así logra un dinamismo atractivo y funcional. Así, aprovecha sus herramientas y licencias del género para ofrecer un entretenimiento total. Pocos musicales actuales le sacan el jugo a su lenguaje visual como Better Man. Se me ocurre West Side Story (2021) de Steven Spielberg como ejemplo reciente.


No todo es algarabía y baile, sin embargo. Cuando el padre de Robbie lo deja, por ejemplo, Gracey se ayuda de la letra y las imágenes para hacer profundo el sentimiento. El pequeño chimpancé ve al padre alejarse y canta “come on hold my hand” (toma mi mano). Hijo y padre son separados por un autobús que dice “UNITED” (unidos). Gracey muestra a un hijo que quería ser como su padre: un showman dispuesto a darlo todo siempre por el espectáculo y en esa línea es que descuida varios aspectos de su vida. Todo por el show. “There’s a hole in my soul, you can see it in my face” (tengo un agujero en el alma, lo puedes ver en mis rostro), canta Robbie y nos da pistas de sus vicios y caída. La desaparición del padre se vuelve una herida irreparable y esa ruptura del hogar (que es la destrucción de su seguridad y sueños) propicia sus descuidos. Hay una pieza que le falta y se puede ver en sus acciones desmedidas.


El razonamiento salvaje del protagonista, entonces, lo lleva a múltiples puntos bajos. La fama y el éxito que logró con la agrupación juvenil Take That es rápidamente deshecha por sus malas decisiones y es ahí cuando canta “Come Undone”. La cinta trabaja de manera interesante también momentos de depresión o la contemplación del suicidio de parte de Williams, abandonado a las drogas, alcohol, representado ahogándose en un vasto mar. De ahí que en la escena siguiente aparezca en un bote y sea rescatado por la presencia luminosa de Nicole (Raechelle Bano). Gracey nos otorga otro número musical con tonos dorados, fuegos artificiales, saltos en el tiempo y un romance tan dulce que se arriesga a empalagar.


"Better Man" (2024). Fuente: IGN Latinoamérica
"Better Man" (2024). Fuente: IGN Latinoamérica

Hago un punto aparte para señalar que los puntos bajos de Robbie Williams son puntos altos de Better Man. No es sorpresa para nadie que los biopics musicales en la actualidad buscan mostrar el lado oscuro de la vida de las estrellas o revelar que detrás de la celebridad se esconde alguien con problemas. Se me ocurren, por ejemplo, Bohemian Rhapsody (2018), que busca estar en todos lados y no aterriza en ninguno, y la reciente Un completo desconocido (2024), que emociona más por las canciones que por alguna otra cosa. Es claro: si bien estrella total y mundial, Williams no se halla en el mismo escalón que Freddie Mercury o Bob Dylan. No obstante, Better Man no concentra sus esfuerzos en humanizar la figura mítica protagonista al mostrar sus dualidades y claroscuros, sino que, curiosamente, hace más humano al personaje mientras más animal lo muestra. Esto la hace una película más redonda.


Esta búsqueda de redención es clave en la película. Pese a todo, el chimpancé busca ser un mejor hombre. Es algo tan básico y natural que resulta interesante ver cómo toda esa parafernalia, todos esos reflectores y flashes esconden un motivo ulterior tan noble y simple. Como la canción que presta su título a la película, Williams sabe que vencerá al dolor e incluso le reza a Dios, pero no será fácil. Para salir bien parado ha de enfrentarse a los otros Robbie del pasado. En el tan ansiado show que logra dar en Knebworth (recordemos la escena del cartel de publicidad: antes le daba la espalda a Knebworth y ahora multitudes van a verlo) el ídolo baja a la tierra y pelea con sus otras versiones: el Robbie alcohólico, el Robbie infiel, el irresponsable, el drogadicto, el suicida y otros más. Ese “let me entertain you” (dejen que los entretenga) no es sólo de la película y del mismo Williams, sino que también significa permitirle establecer un show, una farsa, la misma con la que busca acabar al atacar a sus propios demonios, abrir esas cortinas y mostrarse tal cual es.


El chimpancé, entonces, evoluciona. Tras todos sus triunfos y derrotas, se vuelve más hombre al mismo tiempo que se vuelve leyenda. Se ve (y se deja ver) como hombre común mientras más especial se hace. Su padre le dice al final “ahora eres uno de los dioses”. En ese show final donde hace las paces con él, Robbie también se reconcilia con sus versiones pasadas, incluso con el niño tierno que alguna vez fue. Gracey presenta a un Robbie Williams chimpancé que inicia tirado en el lodo y poco a poco se pone de pie para llegar a lo más alto. Es un retrato muy humano del lado más animal de una estrella de la música que, tras ser una bestia, quiso ser hombre y terminó leyenda.




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