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“7500” (2019): entre la tensión y la muerte

Actualizado: 23 jun 2023

7500 es el primer largometraje del alemán Patrick Vollrath. Transcurre durante un vuelo de Berlín a Paris. La película sostiene un gran nivel de tensión con solo colocarnos en la perspectiva de la cabina de control.


Por Ana Lucía Alva CRÍTICAS / AMAZON PRIME VIDEO

“7500” (2019). Fuente: CineFX
“7500” (2019). Fuente: CineFX

Un avión siempre es el escenario perfecto para cualquier situación de riesgo, siendo un espacio en que el ser humano pierde control del tiempo y limita su acción. Muchas películas a lo largo de la historia del cine han relatado famosos atentados aéreos. Como el de las Torres Gemelas en el año 2001 o el vuelo 103 de Pan Am en 1998, que han quedado grabados en nuestra memoria.


7500 es el primer largometraje del alemán Patrick Vollrath. Transcurre durante un vuelo de Berlín a Paris. El copiloto estadounidense Tobias Ellis (Joseph Gordon-Levitt) debe tomar el control de vuelo y sobrellevar un ataque terrorista. La secuencia inicial de la película es narrada a través de las cámaras de seguridad del aeropuerto de Berlín. La ausencia de diálogos o sonidos pertenecientes al aeropuerto, nos deja a la deriva y ansiosos por la aparición de alguien o algo extraño.


Antes del despegue, ubicados ya dentro de la cabina, logramos conocer al piloto y el copiloto, quienes a través de una breve charla nos introducen ligeramente al mundo de la aviación. Así, el tiempo se dilata, en la tensa espera de un punto de quiebre manejado con las lecciones de un maestro del suspenso como Alfred Hitchcock.

“7500” (2019). Fuente: Fotogramas
“7500” (2019). Fuente: Fotogramas

Una vez que comienza el atentado, la narrativa refuerza los puntos de presión, y convierte la cabina en un espacio claustrofóbico, a través de encuadres cerrados y personajes al borde del quiebre emocional. La cámara juega con un fuera de campo que por momentos se hace visible en la pantalla de la cabina de control, que muestra con estática frialdad las amenazas terroristas. La película sostiene un gran nivel de tensión con solo colocarnos en la perspectiva de dicha cabina, sin la necesidad de utilizar múltiples personajes.


Si bien es cierto que en la secuencia final disminuye la intensidad que se vive a lo largo del filme, esta permite ver la dimensión más humana y compasiva de los personajes. El relato se construye sobre la mirada de Tobias. Lo que vemos o escuchamos se logra a través de su perspectiva. Así, compartimos sus miedos y agitaciones.


Patrick Vollrath inicia con un buen despegue su viaje en el campo del largometraje. De comienzo a final nos mantiene entre la espada y la pared, demostrando una vez más que el “cómo” es más importante que el “qué”.


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