Recientemente, se cumplió otro aniversario de la película de culto de los ochenta, y que contribuyó al salto de Michael J. Fox al estrellato.
Por Diego Olivas Arana CRÍTICAS / VIDEO ON DEMAND
Fuente: IMDb
Un joven de 17 años luce una melena salvaje que invade toda su cabeza y su rostro. De contextura delgada cual versión púber de Chewbacca, con pecho y manos pilosas cual hombre de las cavernas, viste pantalones apretados, casaca y unas Adidas. Hace volteretas hacia atrás, baila y simula tocar la guitarra cual estrella de rock, encima de un camión en movimiento y al ritmo de Surfin' U.S.A. de The Beach Boys. Ese es, de lejos, el momento más memorable de esta película. Y es espectacular.
Lobo adolescente (Teen Wolf) es una comedia fantástica y romántica de 1985 dirigida por Rod Daniel y protagonizada por Michael J. Fox. En ella, la vida de Scott Howard, un estudiante de secundaria cansado de pasar desapercibido, da un giro de tuerca al descubrir que ha heredado la maldición familiar de la licantropía, un hecho que cambiará para siempre la relación con su familia, los amigos, la escuela y las mujeres. La trama es tan sencilla como divertida: ¿qué se puede esperar de un hombre lobo en el colegio, convertido en alma de la fiesta, estrella del equipo de básquetbol y conquistador de todas las chicas? Solo pasar un buen rato.
Si bien no fue aclamada por la crítica, que señaló —con acierto— la ligereza y convencionalidad del relato, la película fue un éxito de taquilla que coincidió con la tremenda Volver al futuro de Zemeckis, coronando 1985 como el año de Michael J. Fox, quien hasta ese momento solo era conocido por su rol protagónico en la célebre serie Lazos familiares. Su popularidad provocó una olvidable secuela de 1987 protagonizada por un imberbe Jason Bateman, un dibujo animado del mismo nombre y un intento de reboot en versión femenina de 1989 que acabó convirtiéndose en La joven hechicera (Teen witch), otra película de culto. Por su parte, podríamos decir que esta es la mejor película en la filmografía de Rod Daniel, quien también dirigió otras comedias clásicas como Superagente K9 (1989) o Beethoven 2 (1993).
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Por otro lado, es destacable la actuación de Michael J. Fox, cuyo carisma y estilo se hallaban en su cenit y le dan un despegue a la película: podría decirse que en gran parte es él quien la salva del olvido. Otros personajes divertidos y memorables son Harold (James Hampton), su padre y también mentor licántropo, quien esperaba que Scott no se transforme nunca porque la maldición "a veces se salta una generación"; o su amigo Stiles (Jerry Levine), quien no vacila en sacarle ventaja a la metamorfosis de su mejor amigo para lucrar con su imagen vendiendo camisetas, organizando fiestas o bautizando a su camión como “The Wolfmobile” (el “Lobomóvil” en el doblaje).
Desde el plano técnico, Lobo adolescente destaca acaso únicamente por el maquillaje. Tanto J. Fox como Hampton tenían que pasar alrededor de cuatro horas de sesión con los maquilladores para dar a estos lobos antropomorfos un resultado bastante decente, que hoy se vería reemplazado por efectos digitales que cada vez se tornan más genéricos, salvo ciertas excepciones.
Un dato curioso es que esta fue la primera película en la que trabajó de guionista Jeph Loeb, uno de los más famosos y laureados escritores de cómics de superhéroes y que en los últimos años ha sido conocido por su labor liderando Marvel Television. La coescribió junto a Matthew Weisman, y ese mismo año ambos trabajarían en otro clásico, Comando con Schwarzenegger.
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Ahora bien, ¿por qué vale la pena rememorar esta película o darle un nuevo visionado? Fuera de los cánones más objetivos de la cinematografía y la crítica de cine se encuentra la audiencia y el afecto por los clásicos. Lobo adolescente podrá reunir fórmulas trilladas de la comedia coming-of-age más inocente: el muchacho que atraviesa una circunstancia radical que cambia su vida, se enfrenta al bully, le roba la novia, se vuelve el más popular del colegio y al mismo tiempo cae en desgracia al abusar de esta nueva condición, alejándose de su familia y amigos, hasta que una voz de la experiencia lo ayuda y retorna al buen camino, se queda con la chica y es feliz entre sus seres queridos luego de haber aprendido una lección. Ciertamente, con esa descripción califica como una cinta más, pero debemos recordar también algo esencial, Lobo adolescente es nostalgia pura: el hombre lobo adolescente “surfeando” un camión, paseando por el colegio y las calles con lentes de sol Ray-Ban, Adidas y la chaqueta Letterman que visten los estudiantes miembros de equipos deportivos, las hilarantes escenas de baloncesto o verlo festejar en la graduación con un traje blanco. Escenas tan entrañables como absurdas, algo muy esperable si consideramos que se trata de un hombre lobo adolescente.
Quizá esa originalidad irreverente y que no se toma nada en serio, tan recurrente en las películas de los ochenta, fue la que hizo que quedase grabada en la memoria de muchísima gente, incluso aquí en el Perú, siendo una de las películas que se repetían en la televisión nacional.
Lobo adolescente cumple un año más y su recuerdo permanece vigente, como una extraña y amena comedia para niños y jóvenes que al mismo tiempo se ubica como una representante del variado cine sobre hombres lobo. Un título inolvidable de aquellos tiempos en los que no existía la animación por computadora y las ideas osadas no estaban exclusivamente amarradas a la seriedad o realismo, prevaleciendo el estilo y el buen humor.
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