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La cinta del director Karim Aïnouz es un thriller erótico con elementos de reminiscencia surreal que atrapan rápidamente gracias a una tensión constante. Hace que uno este a la expectativa de la manera en que se desarrolla un triángulo amoroso en un motel de la carretera.
Por Francisco Torres FESTIVALES / FESTIVAL DE CINE DE LIMA
La historia se desarrolla en el nordeste brasileño, donde Heraldo huye de una mafia local que lo acusa de traición tras un asesinato en el que murió su hermano. Desesperado, busca refugio en un motel dirigido por Dayana y su esposo Elías, ofreciéndose a ayudar en los quehaceres para prolongar su estancia mientras planea escapar a São Paulo. A medida que conviven, Heraldo y Dayana se enamoran en secreto, mientras Elías, sin saberlo, desarrolla un aprecio por Heraldo debido a su eficiencia, creando una compleja dinámica entre los tres. La tensión sexual es constante, no solo entre Dayana y Heraldo, sino también entre Heraldo y Elías, quien, aunque actúa como mentor de Heraldo, se revela como una figura amenazante al ejercer violencia sobre Dayana.
Es irónico observar la moralidad de Elías, quien se considera un católico devoto y asiste regularmente a la iglesia, pero al mismo tiempo dirige un hotel donde se llevan a cabo todo tipo de relaciones sexuales, las cuales él disfruta observar. Este voyerismo es un tema recurrente en la obra, con Heraldo adoptando la misma conducta respecto a los huéspedes del Motel Destino. Por esta razón, advierto que no es una película cómoda de ver para todo tipo de público, ya que tiene una carga sexual bastante elevada. Sin embargo, personalmente no lo considero un aspecto negativo, ya que refleja un entorno de ese estilo. Quizás en algunos momentos hay una repetición algo excesiva, pero no lo suficiente como para arruinar la experiencia de ver la película.
Motel Destino construye muy bien una atmósfera de constante peligro para el protagonista, ya sea por la amenaza externa de los miembros de la mafia que buscan a Heraldo o por la inevitable sospecha de que Elías descubrirá la relación pasional entre Dayana y él. Esto, junto con las alucinaciones de Heraldo sobre la muerte de su hermano, da lugar a una historia que no deja espacio para la calma. Es ese ritmo trepidante lo que mantiene al espectador atento a cómo se resolverá todo.
Otro aspecto a destacar es la fotografía, que con su alto contraste y luces de neón, crea visualmente la sensación de estar inmerso en un lugar lleno de lujuria y deseo, al tiempo que resalta el carácter onírico de la película, por sus escenas de aire surreal. Es igualmente interesante cómo los planos de paisajes inmensos parecen empequeñecer a Heraldo, sugiriendo su sensación de estar atrapado en medio de la carretera, entre la arena y el mar, lo que simboliza un obstáculo más en su intento de huir hacia una gran ciudad como São Paulo. Esta ambientación refuerza la sensación de estar perdido en el medio de la nada, lejos del objetivo deseado.
La búsqueda de un futuro mejor es otro tema recurrente, ya que el protagonista se convence de que debe forjar su propio destino para evitar el mismo trágico final que tuvo su hermano. Heraldo comprende que no se siente cómodo viviendo una vida clandestina, lo que lo lleva a tomar decisiones arriesgadas ante situaciones peligrosas, lo cual enriquece el desarrollo de la trama. El personaje interpretado por Iago Xavier contribuye significativamente a este desarrollo.
En conclusión, Motel Destino ofrece un espectáculo visual impresionante, que, sumado a una historia que combina eficazmente el thriller erótico con elementos oníricos, da como resultado una película bien lograda.
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