Tilda Swinton y Wes Anderson: un mágico tour cinematográfico
El pasado 3 de marzo, en el BFI Southbank de Londres, realizamos la cobertura periodística de un conversatorio entre el director Wes Anderson y la actriz Tilda Swinton, en el que hablaron sobre sus películas favoritas.
Por Sebastián Zavala Kahn
NOTICIA
/CRÓNICA
El pasado martes 3 de marzo tuve el inmenso agrado de asistir a una conversación entre el director Wes Anderson y la actriz Tilda Swinton, en el BFI Southbank de Londres. El evento, llamado “Tilda Swinton and Wes Anderson on stage: a magical tour of cinema”, fue de tan solo una hora de duración, y ciertamente se sintió más corto. Los dos artistas hablaron sobre algunas de sus películas favoritas, y proyectaron algunas de las escenas más importantes de las mismas, explicando exactamente por qué destacan estos filmes de entre varios otros. Además, también se llevó a cabo una brevísima sesión de preguntas y respuestas con los asistentes.
El evento comenzó con la proyección de una escena de A Matter of Life and Death (1946), de Michael Powell y Emeric Pressburger, en la que pudimos ver al Peter Carter de David Niven caminando confundido en una playa, creyendo estar muerto, y encontrándose con un niño desnudo tocando un instrumento de viento frente el mar. Anderson y Swinton destacaron la escena por su cualidad de ensueño, haciendo énfasis en los giros narrativos de la película, la cual contrasta de manera magistral lo que el protagonista cree, y lo que eventualmente se lleva a cabo luego de varias contorsiones de la narrativa (mejor no incluir spoilers en este texto; vale la pena que vean cada una de estas películas).
Luego, Swinton proyectó una escena de I Know Where I’m Going (1945), también de Michael Powell y Emeric Pressburger, haciendo énfasis en la jornada en tren a Escocia que el personaje realiza como parte de la trama. De hecho, Swinton le tiene mucho cariño a dicho viaje, tanto así que nos recomendó que lo tomemos en algún momento, como para que podamos experimentar de primera mano la misma situación que el protagonista de la cinta —fue una manera magistral de relacionar experiencias propias y muy personales con lo que las películas pueden lograr en pantalla, aunque sea por unos pocos minutos.

Fuente: Sebastián Zavala Kahn
Adicionalmente, también proyectaron una escena de Kind Hearts and Coronets (1949), de Robert Hamer, en donde tuvimos el placer de ver a Alec Guinness (sí, el mismísimo Obi-Wan Kenobi de la trilogía original de “Star Wars”; Swinton mencionó brevemente a dicho personaje) interpretando a diferentes personajes simultáneamente, décadas antes de que Eddie Murphy hiciese algo similar —aunque de modo infinitamente más vulgar— en la divertida El profesor chiflado (1996), remake de la película homónima de Jerry Lewis del año 1963. Swinton declaró que lo que más le gusta de la escena, aparte del magistral trabajo de Guinness, es el hecho de que le recuerda mucho a su propia familia; después de todo, puede ver muchas similitudes entre ellos, tanto a nivel físico como de personalidad. Anderson también profesó su amor por las comedias clásicas de Ealing Studios, lo cual me deleitó a nivel personal, ya que estoy estudiando mi maestría en MetFilm School, escuela de cine basada, como deben estar imaginándose ya, en los legendarios estudios de Ealing.
Finalmente, Anderson presentó Days and Nights in the Forest (1970), de Satyajit Ray, y proyectó una escena de picnic de siete minutos en donde varios personajes —muchos de los cuales, según Anderson, recién se están conociendo en ese momento— tratan de hacer un juego en el que tienen que relacionar diferentes palabras al azar. Destacó la naturalidad de las actuaciones y la manera en que el director mueve su cámara de manera fluida, lo cual ayuda a que una escena aparentemente superflua mantenga atento a los espectadores. Fue con dicha escena, y con una breve secuencia de baile de James Cagney, que terminó la charla, y ambos se retiraron de la sala.
Sin embargo, la noche no terminó ahí, al menos para mí y para un amigo que me acompañó. Al salir del BFI Southbank, decidimos darnos la vuelta en dirección a la estación de tren, lo cual nos llevó, de casualidad, a una puerta trasera del cine, donde encontramos a un grupo de unas ocho personas esperando a Anderson, con posters, cuadernos y DVDs en mano. Decidimos esperar, con ellos, entonces, y finalmente pudimos terminar la noche con un suceso inesperado: un selfie con Wes Anderson (y un autógrafo para mi amigo, quien llevó su cuaderno de notas al evento). Fue una experiencia realmente invaluable.